Manuel Casillas.
Me doy un largo baño, rememorando la sensación deliciosa que es despertar con Danielle entre mis brazos, no fue intencional, en realidad estaba furioso porque acepto esa cama…
Ella en algún momento tiene que ceder, el deseo que sentimos ya es tangible, hasta la atmosfera cambia cuando estamos juntos y sobre todo cuando estamos solos.
Su ropa de cama me vuelve loco, es diminuta, revela unas piernas gruesas y firmes, ella no es una mujer delgadita, es un bombón lleno de curvas peligrosas , senos llenos, cintura pequeña, buenas caderas y nalgas grandes y redondas, sueño con morder esas nalgas blancas, hasta dejarlas rojas.
—Me toco imaginando que es ella que me toca, que es ella la que me da placer, me acaricio con su suavidad, disfrutando de su toque… —Danielle.— Gimo su
