Otto llegó al hospital, se encontró con su tía, que en realidad era la mejor amiga de su madre, pero no les unía un lazo sanguíneo. La mujer se veía consternada, le explicó que su madre se sintió mal, la llevaron al hospital, pero no tenían noticias de ella.
El hombre estaba tembloroso, no se concentraba, sus problemas estaban enloqueciéndolo, pensaba en Fiona, en su madre. Ni siquiera podía rezar, apenas y suplicaba a Dios que salvara a su madre.
—¿Familiares de la paciente Bianca Sayer? —dijo un doctor con el rostro preocupado, Otto y su tía se acercaron
—Soy su hijo, ¿Cómo está mi madre?
—Lo siento mucho, la paciente Bianca Sayer desgraciadamente tuvo un infarto fulminante, ha fallecido.
Otto sintió que aquellas palabras se volvían incomprensibles, de pronto todo dio vueltas en s
