Su corazón latía desbocado. Tanto, que estaba segura de que Axel sería capaz de escucharlo; de saber lo mucho que la ponía nerviosa, y era evidente de que lo disfrutaba. Disfrutaba burlarse de ella. Y eso le molestaba. Quizás él se esperaba que gritara, que jadeara o que se pusiera aún más nervioso de lo que ya estaba. No quería darle ese poder sobre ella. Estuvo tentada a responderle. La idea de soltarle alguna fresca que lo dejara con las palabras en la boca era tentadora, pero darle un motivo por el que quedarse con la boca abierta, le parecía aún más seductor. Belinda sonrió. Si él quería jugar, ella estaba dispuesta a ganar. Bajo la expectante mirada de Axel, Belinda levantó sus manos y agarró el dobladillo de su jersey. Una ceja se alzó con curiosidad y ella no pudo evitar sonre