La última vez que estuve en el castillo no fue hace mucho tiempo y sería imposible olvidar lo majestuoso que es, pero hoy luce diferente, con los adornos con recortes de luna en la parte alta de las colunas y las guirnaldas blancas que cuelgan sobre las ventanas. Algo sujeta mi mano. – Deja de contemplar y camina, vamos tarde. ¿Te mataría ser amable?, no haré esa pregunta, apuesto a que la respuesta hará que me moleste más. La fiesta es pequeña, Nicolás me lo dijo y es cierto, el rey Robert, su hermana la princesa Carolina, sir Magnus, Aline, Tobías, sir Fournier, sir Lassage, el traductor Lacour, el asistente Rossi y una mujer a la que jamás he visto antes de cabello castaño que habla con la princesa Carolina, esos son todos los invitados. Me apresuro a saludar con una reverencia. –