Otra vez me quedé dormida sobre mi brazo, siento que mis dedos hormiguean, los muevo despacio antes de levantarme.
Bostezo*
Las cortinas siguen cerradas y el día está despejado, estoy pensando, que cuando llueva, debe ser lindo mirar las líneas que se forman sobre el cristal.
El príncipe sigue dormido.
Generalmente él se levanta primero y me deja sola porque es incapaz de despertarme, esta vez seré yo quien le devuelva el gesto, me pararé de la cama, me pondré las pantuflas para no hacer ruido, abriré la puerta muy lentamente, lavaré mi rostro, me cambiaré de ropa, saldré al recibidor y cuando él se levante dentro de quince o veinte minutos le echaré en cara que es un dormilón y un perezoso.
¡Vaya!, se ve muy tranquilo mientras duerme, no parece un príncipe malhumorado, ni un chico de
