Tengo una extraña sensación de pérdida en el momento en que el príncipe se aleja y cubre su rostro presionando los dedos sobre su frente, sus ojos dorados han vuelto a ser tranquilos y mi cabello ha vuelto a interponerse, tengo que volver a recogerlo para no perderme el momento en que lame la sangre sobre sus labios, sube la mirada y sus ojos se encuentran con los míos. – ¿Qué estás…?, ¿qué mierda estás haciendo aquí? Buena pregunta – no lo sé. Frunce el ceño. – No es mi culpa que hayas hecho una pregunta para la que no tengo respuesta – ¿cómo se siente?, es muy molesto estar de ese lado, ¿cierto?, porque lo es para mí. Tira de mi oreja izquierda. – ¡Auch!, duele. – Te dolerá más sí vuelves a dejar la mansión, te dije que descansaras. No dejé la mansión, al menos no de esa forma, e