—Señorita, ¿va a querer que le traigamos algo de beber?— Es una de las asistentes de cocina es quién cuestiona aquello con mucho cordialidad encontrándose a Holland en el living principal de la propiedad. —No, gracias.— Responde simplemente sabiendo que la pobre señora tampoco tiene la culpa de que el híbrido la tenga encerrada alli. Ella hace una reverencia acompañada de una sonrisa. —Bien en caso de que la podamos ayudar con algo más por favor no duden en pedirlo, estamos a su disposición.— Asegura nuevamente con otra mueca de cortesía en sus labios. Holland asiente con la cabeza realmente agradecida de que no la esté llamando luna, ya que aquel apodo la ponía realmente fuera de control. —Quisiera un cargador de celular, si es posible.— Sonríe parpadeando. Intentando ser mucho más a