No tiene ni idea de cuánto tiempo se le va de las manos al seguir en aquella postura contra la ventana queriendo mantenerse oculta de cualquier persona que está rondando por la propiedad ahora mismo. Lo único que la sorprende, y para bien, es el hecho de que nadie la haya ido a buscar. La conversación con la morocha la había dejado completamente fuera de lugar... Aúnque, lo único que tenía claro en la mente era el hecho de salir por aquella puerta de inmediato y volver a su departamento. Volver a la normalidad de su vida, estár en su pastelería y en su clínica médica para poder ayudar a los niños que más lo precisaban. Ni hablar del hecho de anhelar con total locura la libertad de pisar la calle sin tener la obligación de rendirle cuentas a nadie, especialmente al híbrido, por supuesto