—¿Vas a quedarte mucho tiempo más callada?— Sonríe relamiendo sus labios, mientras que no puede dejar de observar y de admirar su belleza...
Había perdido la cuenta de eso...
Holland se cruza de brazos y hace una mueca con sus labios al volver a sentir la sangre de quién dice ser su pareja por sus venas...
—¿Estamos en medio de una guerra y vos sólo pretendes ponerte a hablar de algo insignificante?— Lo mira aburrida moviendo su cabeza a un costado.
Él sólo sonríe subiendo sus hombros. —Ya me ocupé de eso, para eso vinimos.— Explica suspirando.
Holland achina sus ojos al escuchar lo que dice. —¡El gran rey híbrido, que milagro!— Se burla.
Egan alza su barbilla al escucharla burlarse de él. —Con un gracias es más que suficiente, cariño.— Le guiña un ojo coqueto...
Ella se cruza de brazos y niega con la cabeza. —¿Cómo sabías lo que ocurría?— Lo mira con recelo.
Egan relame sus labios viendo que hay predisposición de conversación, por más que no sea el tema que más le apasione. —Soy el Alpha de ambas especies, cariño... Lo sé todo... Absolutamente todo...— Responde.
Ella suelta una carcajada negando con la cabeza. —¡Un perro egocéntrico, que novedad!— Se burla.
—¡Deberías de cuidar tus palabras, seguís estando frente a un Rey!— Le recuerda divertido y con cierta advertencia en su tono de voz.
Holland no hace otra cosa que poner los ojos en blanco ante su supuesta amenaza que no mueve ni uno de sus cabellos. —Es más que claro que no me harías daño... Porque eso te dañaría.— Sonríe con autosuficiencia.
Egan suelta un suspiro pasando una mano por su barbilla. —Acabas de conocerme hace minutos, no pruebes mí paciencia, princesa.— Utiliza su título mientras que arquea sus cejas al verla.
Holland odia aquel título...
Egan ya lo sabe... Por eso lo utiliza contra ella.
—¿Mí padre te llamo?— Indaga curiosa.
Él mueve su cabeza a un costado suspirando, intentando evitar hablar del rey de los vampiros. —Sirius quería cerciorarse de que no era una orden mía, por lo tanto cuándo me entere lo que ocurría mande a un equipo, pero ante el llamado de tu padre tuve que acudir personalmente... Evidentemente pueden ser los Reyes pero ante una orden mía todo cambia.— Comenta con cansancio.
Hablarle de su padre muerto no le causa mucha gracia, incluso, no sabía cómo abarcaría aquel tema frente a la castaña.
Ella asiente y él no hace otra cosa que acercarse más hacia su cuerpo para morder su labio inferior al sentir lo exquisita que ella sabe, pero la castaña también huele su aroma y se inquieta ante aquello...
—¿Podes hacer algo para ocultar tu olor?— Se queja intentando alejarse de él.
Pero Egan sólo puede sonreír relamiendo sus labios divertido con toda la situación.
Si su pareja destinada iba a sufrir en breves minutos necesitaba poder disfrutar de ella el mayor tiempo posible, antes de que su angustia se convirtiera en la de él.
—¿Te pone nerviosa?— Le guiña un ojo mientras que comienza a acercarse hacia ella con movimientos envolventes.
Holland vuelve a tragar saliva incómoda. infla su pecho y lo mira a los ojos.
—¡Me da asco, perro!— Exclama queriéndose irse.
Egan muerde su labio inferior interfiriendo en su camino, haciendo que ella choque con su pecho duro.
Holland cierra los ojos y muerde su labio inferior al sentir el perfume que desprende aquella camisa negra.
—¿Podes dejar de llamarme así?— Gruñe apretando sus labios. —¿Tengo nombre, sabías?— Demanda ronco, manteniéndose quiero frente a ella.
Holland sonríe mordiendo su labio inferior.
Él se pierde en sus muecas, en cómo luce, en cómo late su corazón, y cómo la sangre fluye por sus venas...
Aquellas venas que se ven tan apetitosas...
Desea tomar de ella, y estaba más que seguro de que la castaña tiene la misma sensación de sed agobiante que recorría su garganta desde el primer segundo en que la tuvo enfrente.
Ni hablar del hecho de que ella, prácticamente, con tan sólo aparecer en su campo de visión logró quitarlo de un ataque de asma, suceso que jamás había podido lograr sin una inyección especial con matalobos.
—Mandame tu nombre por e-mail o w******p cuándo me interese, gracias.— Finge una sonrisa amistosa que para nada lo es.
Egan niega con la cabeza cuando la escucha decir aquello, pero su bestia interna no puede aguantar la necesidad de tomarla entre sus brazos y tocar su piel con sus colmillos.
Ella jadea al tacto, se queda quita unos instantes, necesitando saber y sentir cual sería su próximo movimiento.
Egan, sólo sonríe en su suave piel.
—No podes hacerlo.— Demanda apretando sus manos.
Él sonríe relamiendo sus labios, lamiendo así también un poco de la piel de su cuello. —¿Que me lo impide?— Arquea sus cejas. —Soy más antiguo que vos, más fuerte y por si eso no fuera suficiente soy híbrido.— Sisea generándole escalofríos.
Holland traga saliva al escuchar sus patéticas excusas. —No podes hacerlo igualmente...— Suelta intentando mantener la calma...
Egan vuelve a sonreír coqueto. —Soy el Rey, tu Rey, Holland... Puedo hacer lo que quiera con vos. Incluso, ahora mismo, por más que pudieras pedir ayuda nadie lo haría, nadie se interpondria ante una orden mía, cariño.— Relame sus labios divertido por la situación.
Sentía que no podía moverse, que no quería hacerlo, que quería estar junto a él, cómo si de un imán que los juntaba por inercia se tratara... Y sólo había una sola forma de llamar a lo que le ocurría: vínculo.
—¡Eso no me impide rechazarte!— Se aleja de él con una sonrisa burlona.
Egan se separa tragando saliva sin quitar sus ojos, ahora amarillos, de ella.
La toma por el brazo con fuerza, demostrándole con benevolencia su enojo.
Ella no hace más que sonreír, pero cuando el agarre de hace fuerte una mueca de dolor de asoma por sus ojos, incapaz de demostrarme realmente que la está lastimando.
—¡No podes hacerlo!— Sisea siendo estrictamente duro con esas palabras.
Holland sonríe mordiendo su labio inferior. —¿Te da miedo verdad?— Suelta una risotada que no es más que música para los oídos de Egan.
—Yo no tengo miedo, princesita Holland.— Le deja en claro enfocando sus ojos en los de ella.
La castaña suspira al mirarlo. —¿A no?— Sonríe de costado intentando lograr safarse de su agarre.
—No podes hacerlo... Porqué eso te mataría.— La mira de arriba abajo relamiendo sus labios para mirarla con deseo...
Holland logra detectar aquella mirada en sus ojos, la misma la calienta de inmediato, no logrando intimidarla, pero aquella tampoco era la idea que Egan tenia en su cabeza al mirarla de aquella manera... Él la desea ahora mismo y ahí mismo.
Y solo esta intentando ser caballero para no aterrarla y demostrarle todo lo que él le podía dar, pero Holland esta haciendo aquello bastante complicado, y si bien, Egan no esperaba que al encontrar a su alma gemela las cosas fueran fáciles, esperaba, al menos, a alguien más sumisa, pero se ríe por dentro al obtener de su propia medicina al reconocer que su mate es más que ideal y perfecta para él.
—¿Y por que crees que me importaría seguir viva?— Arquea sus cejas con una sonrisa juguetona.
Egan siente su garganta arder al escucharla hablar de aquella manera.
Ella suelta un pequeño puchero divertido al verlo reaccionar de aquella manera, por lo que es más rápida jugando su carta.
—¿No me digas que ya te enamoraste, perrito?— Mueve su cabeza a un costado fingiendo estar sorprendida al llevar una mano a su pecho para su acting.
Egan frunce sus cejas y la vuelve a empujar hacia un árbol. Detesta hacer aquello.
Sus manos pican al ejercer presión sobre su cuerpo para dañarla.
Holland hace una pequeña mueca de dolor, pero inmediatamente sonríe para demostrarle que puede aguantar.
—No me provoques, cariño... Puede que seas mí destino, pero no por nada llegue a dónde estoy hoy parado.— Sus ojos rojizos la penetran mientras que él agarre en sus brazos le generan moretones.
Al ser heridas de un ser sobrenatural, las mismas duran más en su cuerpo y las marcas se mantienen.
—¿Crees que te dejare todo fácil?— Lo mira divertida.
—No tengo problema si querés hacerlo a tu manera, puede que lo hagas más lento, pero el resultado va a ser el mismo.— Sonríe.
—Te conviene mantenerte lejos de mí.— Deja en claro con una mirada frívola.
Intenta no conectar con sus ojos, sabe que se podría perder en aquel mar azul y no se lo puede permitir.
—¿En serio, cariño?— Relame sus labios. —Creí que al ser la princesa de los vampiros tendrías mejores amenazas.— Suelta una carcajada que verdaderamente llega a aterrar a la castaña.
Holland lo mira con recelo para luego negar con la cabeza. —No me interesa lo que creas que sentís por mí, yo no te voy a dar lo que esperas obtener, estoy demasiado bien sin una pareja.— Deja en claro con voz firme.
El sonríe mostrando sus blancos dientes enfilados a la perfección. —¿No te das cuenta que no importa dónde te escondas? Sabiendo que ahora existis no voy a perderte el paso nunca jamás, cariño.— Explica con calma.
Holland se aleja de su caricia en su mejilla con una mueca de enojo. —Para ser un perro de bosque sos demasiado intenso, cómo si fueras una mascota, igual a las que tienen los humanos.— Lo mira con asco soltandose de su agarre.
Él sonríe una vez más mordiendo su labio inferior...
—No importa lo que digas, cariño, se que lo vas a sentir en algún momento... La realidad es que sé que lo vas a admitir porque es notorio que ya lo sentís.— Sonríe engreido.
—¡Dudo que me encuentres! ¡Buena suerte olfateando, la vas a necesitar!— Le guiña un ojo y aprovecha la ventaja que él le está regalando para avanzar calmadamente hacia su derecha.
Egan mira su trasero y cierra los ojos intentando concentrar su mente en la conversación que está teniendo con ella, y no en el deseo s****l que se envuelve al rededor de ambos.
Suspira pasando una mano por su barbilla para encontrar su eje.
—Se que vivis con los humanos, no será difícil encontrar en dónde destacas... Y no creo que quieras que empiece a matar a todos tus vecinos hasta que salgas...— Asegura con voz ronca alzando su barbilla.
—Quizas no sepas dónde ellos se encuentran, pero no te preocupes que no te voy a necesitar de perrito faldero por ahi, se cuidarme muy bien sola.— Sonríe pestañeando, sabía que su manera de fastidiarlo era aquella y no dejaría de hacerla.
Egan gruñe apretando sus dientes. —¡¡Se lo que es la ciudad, no soy un salvaje!! — Demanda.
Ella rueda los ojos. —En realidad si, perro.— Se carajea mirándolo con burla.
Él solo se limita a rodear los ojos. —¡No me pruebes faltándome el respeto!— Aprieta sus nudillos dañando sus palmas hasta que la sangre comienza a caer al pastizal.
Es una de las pocas maneras que tiene de empezar a canalizar la ira que le está generando el rechazo que la castaña está demostrando frente a él. Siendo un rey supremo es más que claro que en su vida tuvo un solo "no" por parte de los que lo rodean.
Y que ella lo esté porfiando de esta manera sólo lo convence de que claramente es la indicada por más de que su bestia interior y su parte vampiro ya lo hayan admitido.
Holand se lo queda mirando, al sentir su garganta arder, aún no entendía porque el olor a su sangre le generaba aquella sensación.
Egan sonríe burlón, le gusta jugar con aquello, sabía qué la castaña no era más fuerte que él ni de casualidad.
Y si ella lo estaba hiriendo con las palabras, él la haría enloquecer con su sangre, sabiendo lo que la misma causaba en ella.
—¿Hambrienta, cariño?— Bromea relamiendo sus labios.
Abre las palmas de sus manos y lame las mismas para cerrar las heridas sin dejar de mirarla.
Sonríe al mostrar sus dientes manchados levemente con sangre.
Holand traga saliva pero no despega la vista de sus ojos azules, no quiere sentirse intimidada por él, ni darle la ventaja de que sienta qué ganó aquella absurda apuesta que nunca hicieron. —¡Imbécil!— Se queja.
Egan sonríe de costado y rápidamente la tiene rodeada con sus brazos a ambos lados de su cabeza. —Cariño... No tenes idea dónde la diosa Luna te metió.— Muerde su labio inferior con una sonrisa burlona.
Ella no puede evitar dilatar sus ojos y que los mismos se tiñan de rojo.
Egan no había curado una de sus heridas, y la sangre se sentía ahora cada vez más cerca de su cuerpo...
No demora mucho en darse cuenta que la mano que acaricia su mejilla, y ahora sus labios es la mano herida por sus mismas uñas.
Traga saliva en silencio y no deja de mirarlo...
—No te voy a regalar mí sangre, vas a tener que pedirmela, cariño.— Le asegura chupándose su palma en un movimiento muy sensual y caliente.
Holland no puede evitar sentir aqiel cosquilleo en su entrepierna sin dejar de mirar sus labios rojizos. —¡Déjame en paz, perro!— Sisea soltandose de él con toda su fuerza de voluntad.
Egan sonríe y la sigue de camino al castillo, suponiendo que claramente ella se dirige hacia allí.
—No lo creo, cariño, ya no podré hacerlo.— Asegura fingiendo pena mientras que sube sus hombros y se mantiene a su lado manteniendo la calma.
La castaña cierra los ojos y sigue caminando, sabiendo que lo está haciendo solo porque él se lo está permitiendo, y aquello no hace más que enojarla, pero no puede expresar muchos sentimientos o emociones más, porque está por demás segura que Egan se da cuenta de hasta el más mínimo detalle.
~>')~~~~>')~~~~>')~~~~>')~~~~>`)~~~~>`)~~~~>`)~~~~>`)~~~~>`)~~~
—Pero miren a quienes tenemos... Kyril y Magus.— Adrik sonríe burlón ingresando por la puerta enorme del castillo.
Magus es quien se da vuelta primero, suspira quitando un cabello que se esta metiendo en su ojo.
Estan enviando a los guardias por Holland, mientras que se encuentran desesperados y desconsolados por el asesinato de sus padres.
Algo que Kyril no se lo podía permitir, esta destrozado, culpable y roto por dentro... No había estado a la altura de las circunstancias y que Stephen los hubiera ido a ayudar y socorrer no ayudaba mucho en su ego.
Tenía en la retina a sus padres muriendo, dando la vida por protegerse el uno al otro, y no podía esperar para ver a su mate para que ella pudiera sanar un poco de su dolor.
Cómo así, también, tenía la preocupación de saber cómo estaba su hermana... Lleva mucho tiempo desde que Magus había vuelto sano y salvo esperando que ella hubiera escapado para el lado correcto, pero cuando llegó al castillo y se encontró con su hermano de rodillas sobre sus cuerpos, no tuvo otra reacción que caer de rodillas a un lado de él con una angustia inundando su cuerpo.
—"Ya no están en este plano."— Es lo que Kyrill le había dicho para luego guardar silencio.
No podía revivir la secuencia en su mente, no quería hacerlo.
—¿Quienes son?— Magus, cuestiona arqueando sus cejas ante aquellos lobos y vampiros que irrumpieron en el castillo.
—¡Por cierto... De nada por venir a controlar el desastre que ustedes no pudieron!— Vanko es quien habla guiñándoles un ojo a los presentes.
Magus aprieta sus puños y saca sus colmillos hacia ellos con la Clara intención de abalanzarse encima.
—Tranquilo...— Su hermano lo frena apareciendo detrás de él. —Son la mano derecha del Rey Alpha... Sirius lo llamó.— Explica mirándolos a los tres.
Vanko sonríe con ironía. —En realidad, somos su Delta, Omega y Beta.— Explica con burla en su tono de voz mirando a aquellos hermanos.
Los mismos lo miran arqueando sus cejas ante su comentario de aclaración.
—¿Y dónde está el gran Alpha? ¿Ya se fue a su mansión?— Cuestiona Magus con burla.
Stephen sonríe una vez más burlón.
Vanko suspira tomando asiento sin pedir permiso en los cómodos sillones de unos de los tantos livings que tenían en el castillo. —En realidad... Está ahora mismo con su hermanita— Murmura tranquilo al ver cómo todas las miradas van hacia él.
Magus tuerce sus cejas molesto...
Kyrill suspira pasando ambas manos por su cabello.
—¡Esto será divertido!— Canturrea Adrik sonríe de costado.
Magus tuerce sus cejas al comprender las palabras de aquel vampiro. —¿Él la encontró?— Suelta el aire contenido en sus pulmones.
—¡¡Maldición, voy a matarla cuándo la vea!!— Kyrill suelta un suspiro y pasa ambas manos por su cabello.
Magus hace una mueca con sus labios y lo mira obvio. —No creo que sean las palabras más acertadas para usar ahora hermano.— Lo mira enojado frunciendo el entrecejo.
Kyrill suspira bajando la mirada.
Dándole la razón.
—Lo lamento...— Carraspea incómodo... —¡Carajos!— Se queja.
Se nota que ambos estan tensos, pero no podía evitar sentirse de aquella manera. Qué ella se hubiera ido, había generado que Magus fuera a buscarla, y tenía la vaga idea y esperanza de que si su hermano gemelo estaba junto a él, no hubiera sucedido la trágica muerte de sus padres.
Intenta quitar aquella imágen de su mente, solo traerá dolor a sabiendas de que no hay remedio para lo que acaba de suceder, sino que afrontar la situación y el presente.
—¿Él la encontró?— Vuelve a preguntar Magus mirandolos.
Kyrill presta atención a la conversación.
—Si.— Responde Stephen rodeando los ojos ante la insistencia en la pregunta.
Ambos gemelos suspiran pensativos, luchando con sus demonios y con todo lo que tenían por delante con los nuevos sucesos.
—¿Y por que no la trajo ya?— Se queja Magus apretando sus manos en un puño. —¡Si le llega a tocar uno sólo de sus cabellos, voy a descuartizarlos a todos!— Sisea en amenaza.
Stephen levanta sus manos cuándo los tres sueltan una risotada. —¡Los nuevos Reyes tienen las pelotas bien puestas! ¡Sigo insistiendo en que será divertido!— Se burla dicertido mirando cómplice a sus amigos.
Vanko sonríe divertido con la situación. —Ellos tienen que hablar, tranquilo fiera... No vas a lastimar a nadie...— Murmura divertido.
Magus vuelve a fruncir el entrecejo. —¿De que tendrían que hablar ellos?— Se queja.
Vanko sonríe mirándolo con diversión.
—De que estamos destinados cómo pareja.— Egan hace acto de presencia junto a Holland a su lado refunfuñando.
Todos se dan vuelta a verlos.
Kyrill abre sus labios y lo primero que hace es caminar rápidamente hacia su hermana.
LLegando hacia dónde ellos se encuentran en menos de un parpadeo con su velocidad vampirica.
La separa de Egan para tomarla de sus mejillas y analizar que ella de encuentra de una sola pieza y bien.
—Estoy bien.— Murmura con cansancio. —Tranquilo.— Pide hacia su hermano con una mirada cansada.
Egan gruñe cuándo se la quitan de sus brazos.
Vanko sonríe rascando el puente de su nariz.
—Gracias por traerla.— Magus con bastante recelo mira al rey alpha.
Si bien, es su Rey, también, no ejerce ninguna reverencia frente a él, ya que ellos también son pertenecientes a la realeza.
Egan no puede quitar sus ojos de Kyrill, quien no deja de analizar a su hermana menor con una mueca de preocupación en su rostro.
—¿Que paso?— Indaga al observar todo a su alrededor.
Kyrill traga saliva, Stephen mira a su amigo y hace una mueca en silencio.
—¿¡Que paso?! ¿¡No debería de preguntar yo que hacías ahí afuera intentando defender a tu amiga?!— Se queja elevando la voz.
Holland lo mira con el entrecejo fruncido, bastante molesta por su forma de hablar. —¡¡Hubieras echo lo mismo por Kara, por eso la enviaste con todas a protegerse a penas supiste que estaban atacando los terrenos!— Asegura arquea sus cejas.
Magus niega con la cabeza mirando a ambos hermanos pelear. —¡Dónde tenías que estar vos también, Holland!— La regaña soltando una maldición.
Ella no se queda atrás y avanza para responderle y demostrarle que por más que sea la menor no tiene porqué ser sumisa. —¡¡Esos perros tenían que morir, hubieras echo lo mismo por tu novia, pero cómo sólo era mí mejor amiga te pones así!!— Exclama señalando hacia afuera.
—¡¡Es tu jodida guardiana!!— Frunce sus labios hablando bajito Magus, mientras que sube sus hombros.
Su hermana lo mira molesta.
—¡¡No compares maldición!! ¡¡Cuando sabes perfectamente que ella se puede defender sola, Holland!! ¡¡Sos de la maldita realeza, tenés que comportarte como tal!!— Sus ojos se tornan rojizos al mirarla para luego tomarla del brazo y evitar que ella de aleje.
Egan lo empuja haciendo que choque contra una de las columnas. —¡No la toques!— Sisea con voz calmada, por más que todo su cuerpo demanda violencia.
—¡No me vas a decir lo que puedo o no hacer! ¡Es una jodida conversación privada!— Deja en claro al mirarlo con sus colmillos afuera.
Aquello no hace más que causarle gracia a Egan. —¡No vas a dañarla, podes hablarle todo lo que quieras, pero sin tocarla o gritarle!— Le deja en claro en un tranquilo siseo...
Sus amigos se miran orgullosos, aquello era algo que creyeron jamás ver.
—¡Genial!— Kyrill se queja negando con la cabeza.
Holland lo mira extrañada por su comportamiento.
Magus se pone en medio de ambos mirando al Rey... —Creo que necesitamos hablar solos en familia.— Propone soltando aquello.
Egan sonríe irónico. —¿No entendiste que ella es mí pareja acaso?— Sisea al mirarlo con sus ojos levemente rojizos.
Adrik se coloca detrás de su amigo, mientras que Stephen lo hace del otro lado.
—Este es otro problema del que nos vamos ocupar después... Ahora es importante hablemos con ella, a solas.— Insiste apretando sus puños sin dejar de mostrar sus colmillos de manera amenazante.
Egan sonríe divertido... —¡Ella es mía... Y no la voy a dejar sola no después de cómo la trataron!— Asegura manteniendo la calma.
—¿Eso no quita el echo de que somos su familia y tenemos que hablar con ella o no?— Lo enfrenta arqueando sus cejas.
Egan parece pensar las cosas cuando ve a la castaña mirarlo con recelo. —No puedo irme.— Asegura ronco.
—¡¡¿Qué carajos!!?— Se queja Kyrill.
Llevándose una mirada de resentimiento por parte de todo el grupo.
—¿Vas a contradecir a tu rey?— Se escuda de aquello con una sonrisa burlona en sus labios.
Necesita marcarla, necesita beber de ella, hay un sinfín de excusas que tiene para quedarse, pero la principal es el simple echo de saber que Holland sufrirá...
No la conoce a la perfección y por más que ella parezca una chica fuerte y segura de sus convicciones, aquello no significa que no le vaya a soler, por eso mismo necesita estar a su lado.
Kyrill suspira cerrando los ojos, sólo desea estar con Kara... Pero necesita resolver todo lo que tiene por delante junto a su hermano gemelo.
—¡¡No es tu decisión, perro!!— Holland arquea sus cejas mirándolo mientras que se cruza de brazos.
Egan sonríe burlón, en un parpadeo está frente a ella sonriendole divertido, mientras que no deja de ver sus ojos tan brillosos. —¿No te quedó muy clara la conversación que tuvimos no, cariño?— Relame sus labios.
Ella arquea sus cejas y eleva su barbilla hacia él con una sonrisa peligrosa en sus labios. —¡Me importa una verdadera mierda tu conversación!— Sisea plantandole la cara.
Vanko mueve su cabeza a un costado sabiendo que aquello lo hará enfurecer nada más.
Y claramente eso es lo que ocurre cuando su mejor amigo tiñe sus ojos de amarillo mezclado con un rojo furioso para sólo mirar a ambos gemelos.
—¡Diganselo ya!— Sisea mirando a la castaña con total necesidad de morderla.
Ella frunce su entrecejo mirando a sus hermanos y luego a Egan, sin comprender a qué se refiere. —¿Decirme que?— Se queja abriendo sus labios al cuestionar.
Magus cierra los ojos, mientras que Kyrill se para frente a ellos nuevamente.
—Hay que hablar de algo, Holland... Por eso queremos hablar en privado con vos.— Explica con voz calmada.
Ella arquea sus cejas... —¿De por que nos atacaron?— Se burla suponiendo que sus padres se están ocupando de lo ocurrido.
—Ademas.— Menciona Egan siendo parte de la conversación.
Les da una mirada a sus tres amigos, quienes inmediatamente se alejan hacia la salida para darles intimidad.
—¿Por que vos sabes lo que está pasando?— Achina sus ojos intentando engranar la situación de lo que está sucediendo frente a ella.
—Te dije quién soy y que nada pasa sin que yo lo sepa.— Deja en claro con voz ronca.
—¿Que está ocurriendo?— Se queja cruzándose de brazos.
Ambos gemelos se miran y luego miran a Egan con recelo.
—Lo mejor será que vayamos a la oficina... Si tu perro no se va a ir al menos tengamos privacidad dónde no nos puedan escuchar.— Propone magus mirando a los tres.
Egan gruñe al escucharlo llamarlo con ese apodo. —¿No te tengo que recordar que me debes tener respeto, verdad?— Sonríe de costado aún con sus ojos de color.
Magus suspira suspirando para intentar a perder el eje.
Aquello era bastante complicado y tenían todos las ideas mezcladas, por lo que una simple chispa podía generar un incendio inapagable por años.
—¡No esperes que me arrodillé frente a vos!— Sus palabras salen seguras.
Holland suspira subiendo sus manos, al estar cansada de escuchar aquella absurda pelea entre ambos. —¡Terminemos con esto cuánto antes! — Murmura sabiendo que ya tuvo suficiente por el día.
Egan comienza a seguirlos en silencio. Por lo que la castaña se para en seco y lo mira arqueando sus cejas.
—¿Que crees que haces?— Indaga burlona.
Egan acaricia su mejilla con una mirada maliciosa en sus ojos a la vez que la misma está cargada de deseo, no piensa en otra cosa que encerrarla en una habitación y hacerla suya para demostrarle que no hay nada mejor que ellos dos juntos...
Lo único que tiene claro ahora mismo es el deseo que recorre su cuerpo desde hace una hora...
La necesita...
Y que todos los presentes estén interrumpiendo que ellos estén a solas lo pone furioso.
Él sonríe coqueto. —Vas a agradecer que esté presente, cariño.— Susurra en su oído siguiendo a los gemelos...
Sus amigos se retiran hacia los terrenos del Castillo para intentar ayudar a recomponer cuanto antes la calma y ayudar a la guardia civil a que se lleve a los rougues que habían sido capturado vivos a los calabozos como lo había pedido su rey.
Intentando obtener con ese simple gesto darle un poco de privacidad a su rey y a la princesa de los vampiros que ahora resultaba que eran pareja destinada gracias a la diosa luna y sus ocurrencias... Por más que una de las partes no estuviera tan de acuerdo en aquella Unión...