Adrik con esfuerzo se sube a la camioneta, dejando que uno de los guardias de Egan tome su lugar en su vehículo, no estaba en condiciones de manejar, es por eso que Stephen lo llevaría, mientras que esperaban a que la camioneta del híbrido se pusiera en marcha. Cualquiera de los cuatro quería salir huyendo de allí. No era para nada divertido que las principales cabecillas del consejo les estuvieran continuamente detrás de su espalda, susurrando en sus nucas. Tampoco iban a quedarse de brazos cruzados, para parecer que eran los culpables de lo que estaba ocurriendo. —¿Cómo esta?— Egan se da media vuelta observando a Vanko. Quién tiene su mujer en sus brazos mientras que no deja de acariciar su rostro de una y otra vez. El temor se había vuelto su peor enemigo... En aquellos minutos en