Capítulo 1
Samantha.
Han pasado ocho años desde que Alessandro y yo formalizamos nuestra relación. Les resumiré, ya estoy graduada de literatura, supimos manejar la situación bastante bien, estoy trabajando para una editorial muy reconocida en Argentina y gracias a Dios todo va bien, soy asistente de la jefa.
Alessandro quería ayudarme a montar mi propia editorial pero prefiero hacer las cosas por mi cuenta, o sea, está bien me quiera ayudar como pareja, es un apoyo, pero también siento que es por mi salud mental conseguir las cosas por mi cuenta.
Aún no nos hemos casados, pero hemos tenido una vida en pareja tal cual como la de un matrimonio, hemos discutido, pero siempre lo resolvemos, como personas maduras que hemos llegado a ser.
El sexo ha disminuido gracias a qué ya tenemos hijos, son tres, el mayo se llama Matteo y tiene ocho años, luego viene Antonella, quién tiene cinco años. Alessandro estaba emocionado por conocerla cuando nació, es la niña de sus ojos desde el primer momento en que la vio, cuando supo que el bebé iba a ser niña, se molestó demasiado ya que dice que va a sufrir demasiado cuando crezca, pero al nacer se enamoró a primera vista, ya después ni me dejaba atenderla cada vez que lloraba, a Alessandro se le ilumina los ojos cada vez que la ve, es una ternura esa pequeña. Y por último, el nene más tremendo de los tres hijos, se llama Gabriel y tiene tres añitos.
Alessandro cada vez más se vuelve más exitoso tanto para las empresas como su profesión de actor y músico, estoy orgullosa de él, obtiene todo lo que se propone y ahora está haciendo una serie para una empresa más seria, el tema no es de mi agrado ya que tiene que estar desnudo, pero me he acostumbrado lo suficiente como para confiar en él y que todo es actuado, pero si suele ser un poco traumático.
Tenemos nuevo personal de servicio, lleve a Melanie a juicio y logré que el contrato se rompiera gracias a una cláusula que ella no cumplió, hicimos todo lo posible para que se mantuviera en secreto, Alessandro invirtió mucho dinero para que su carrera no se fuera al caño por ese contrato sumiso con esas sirvientas y por los momentos han tenido la boca cerrada. No tenía más opción, ya tenemos hijos y mi casa se respeta, Alessandro no objetó en nada de eso.
Nuestros hijos nacieron en Argentina, no tuvimos tiempo de viajar y que naciera en Italia como hubiese querido mi suegra, pero tengo suerte de que no fue así, no es que sea un problema, lo que pasa es que admito que ella es muy controladora y ama su cultura como sea. Alessandro discutió muchas veces con ella por eso y eso ha dañado un poco mi relación con ella, cree que por mi culpa sus nietos no son italianos, que rompí la tradición familiar.
De mis amigas, solo he recibido la visita de Anabella, Holly y Micaela, es lindo. He mantenido contacto con Holly y la pobre ya no está con Ascher, el socio de Alessandro, es una pena, hacían buena pareja juntos, bueno, él está desesperado por encontrarla y ella ha desaparecido de su vida, ni siquiera sabe que tiene una hija con ella y ese secreto ni se lo he contado a Alessandro, se lo prometí.
Alessandro tiene veintiocho años y yo veintisiete, a veces nos sentimos como unos viejos, pero es por el cansancio de atender a nuestros hijos, no es nada fácil, ellos te quitan literalmente la energía, pero no saben la felicidad que me proporcionan.
Eran las tres de la madrugada, no podía dormir, siempre era así cuando Alessandro no llegaba temprano a casa, me preocupaba que algo malo le pasara. Últimamente cada vez que viene a dormir tiene pesadillas, no es algo bueno, pero grita, llora y se golpea sin parar, yo trato de calmarlo pero no logro hacer nada y en el momento que despierta, no sabe describirme el sueño.
***
Andaba en el auto manejando, iba vía a recoger a los pequeños al colegio, solo estudiaban Matteo y Antonella, Gabriel estaba próximo a empezar después de las vacaciones y que sus hermanos pasen de grado. Alessandro y yo los metimos juntos en un colegio privado, por mucha seguridad, a veces pensaba que era mejor que estudiaran en casa pero Alessandro dijo que era mejor perder el miedo por lo de Lourdes, ya que nuestros pequeños necesitaban una vida social, no sería sano dejarlos encerrados siempre, pero a veces provocaba por los paparazzi.
Estaciono el auto y una portera trae a mis dos hijos al auto ayudándolos a monatrlos. Sé que Ascher dijo que se encargaría de Lourdes, pero ahora tengo una familia con Alessandro y no quiero arriesgarme, así que por eso mis hijos eran vigilados en todos lados.
Mattel estaba adelante conmigo y Antonella estaba atrás junto con Gabriel, una vez más agradezco que estén bien en mis brazos. Pero a la vez estaba ansiosa para que Gabriel empezará a estudiar, ese pequeño era muy tremendo en casa, ni yo puedo lidiar con él, aún no deja la teta y eso también me frustra.
—No es justo. —La miró por el retrovisor y estaba cruzada de brazos.
—¿Qué sucede princesa? —le pregunté mientras giraba unas cuantas calles para ir a casa.
—Yo quería sentarme adelante, era mi turno —dice molesta.
—Yo soy el mayor, así que tendrás que lidiar con ella —responde Mattel mirándola y mostrando su lengua en forma de insulto.
—¡Mami, mami! Mattel me sacó la lengua. —Lo señala quejándose.
—¿Cómo es eso posible? Sin lengua no pudieses hablar y aún te escucho —bromeo y me mira mal.
—¡Mami! —Chilla y veo a Matteo.
—No la molestes Matt. —Le reprimo con la mirada.
—Ella empezó —se excusa señalándola.
—Y tu eres el mayor, así que da el ejemplo por favor. —Él suspiro y se incorporó en su asiento.
Alessandro ha cancelado muchas cosas por pasar tiempo con nosotros, después de la serie no logro hacer más nada y el concierto lo paralizó, hubo muchas quejas pero todo se resolvió, es que después de que naciera Matteo, él no ha querido dejarme sola, digamos que después de que Matteo creciera, logró hacer más cosas que antes, pero no ha vuelto a cantar, solo hace series y aquí en Argentina para estar cerca de nosotros.
A veces me siento mal de que arriesgue su sueño para poder estar presente en la vida de sus hijos, pero supongo que son cosas por las que tenemos que pasar, ¿no? Pero este año, después de que termine la nueva sería en la que está, tienen planeado retomar la música y eso es muy bueno.
Pronto se acercaban las vacaciones y esta vez nos tocaba viajar a mi país, Venezuela y pasaríamos navidad en Italia, nos turnábamos, el año pasado, en navidad estuvimos en Venezuela y las vacaciones en Italia.
Este tipo de acuerdo nos ha funcionado bastante bien, pero los nenes están cansado de siempre lo mismo y quieren que tanto mi familia como la familia de Alessandro la pasemos juntos. Lo hemos discutido, pero no estamos decididos.
Era viernes y tal vez Alessandro llegaría a casa, normalmente me sorprendía los días de semana, pero los fines de semana estaba en casa sin falta, eso era muy sagrado para él y me alegra que lo hayan respetado en producción.
Tenía una niñera, llamada Karen, ella me ayudaba con los pequeños cuando tenía que ir a trabajar, pues normalmente trabajo en casa, sé que ser asistente de alguien es más atareado, pero últimamente no me han dado mucho de que preocuparme, no sé si es porque van a ascenderme o me van a despedir. Yo trabaja las horas que los pequeños estaban en la escuela, solo con Gabriel me ha costado un poco, pero como siempre, supe cómo saberlo llevar.
***
—Papi, ¿Cuándo vienes? Es que te extraño mucho. —Antonella hablaba con Alessandro mediante a mi teléfono, ellos hablaban más que Alessandro y yo, Antonella es muy unida a él.
Ella estaba en la banca alta de la isla del desayunador, sus codos estaban apoyados en la mesa y el teléfono estaba en la mesa, lo tenía en alta voz mientras yo cocinaba.
—No sé si este fin de semana logré llegar, he estado muy ocupado —responde lamentándolo.
—Pero si tú nunca has faltado un fin de semana aquí —chilla ella.
—Lo siento princesa. —Era muy duro a veces.
—¿Y mañana? Solo un ratico —suplica—. Quisiera que todo el tiempo sea vacaciones, así la pasamos juntos en familia siempre y tú no tienes que irte tan lejos —dice entristecida.
—Falta poco para que termine la serie. —Ella suspiro—. ¿Y tus hermanos? —Lo comprendo, no era fácil cuando lo ponía en esa situación.
—Jugando —responde desanimada.
—¿Y tu madre?
—Cocinando —dice Antonella.
—Con razón huele tan delicioso. —Se escucha la puerta principal abrirse y cerrarse.
Antonella no había captado nada y frunce el ceño mirando el celular.
—Aunque yo cocino mejor —comenta divertido y Antonella se voltea, se emociona, se baja del asiento y lo abraza.
—¡Si viniste! —Alessandro la carga y luego se escuchan ruidos por la escalera, huelen a su padre desde lejos.
—¿Creíste que iba a romper nuestro trato? —Besa su frente.
—¡Papi! —corren y llegan a él para casi tumbarlo.
Alessandro baja a Antonella y los abraza a los tres, me encantaba verlos así.
—Los extrañé muchísimo —dijo incorporándose.
—Tienes que ver lo que hicimos en la semana con Karen —dice Matteo emocionado y se va a su habitación, al igual que Antonella y Gabriel salieron corriendo detrás de él.
Alessandro presta atención en mí y yo le sonrío, me abraza y besa mi mejilla. Yo no lo toque mucho porque tenía mis manos sucias, solo apoyé mis brazos en sus hombros.
—Te amo —susurra entre mis labios.
—Yo también. —Lo besé.
Ya me hacían falta sus labios y también necesitábamos follar, espero que Gabriel logré dormir en su habitación para poder tener intimidad. Necesitamos tener más sexo o al menos eso era lo que me provocaba tener.
—¿Estás en el menú como postre? —me seduce mientras muerde ligeramente mi labio inferior, me gusta cuando se pone así.
—Me encantaría, para ti siempre el postre está disponible. —Le sonreí con complicidad.
—¡Con permiso, pequeños presenten! —Llega Matteo.
Ale y yo volteamos a verlos, estaban caminando hacia nosotros tapando sus ojos con sus manos.
—Ya dejen de lamerse las caras —dice Antonella haciéndonos reír.
Matteo nos separó totalmente y aleja a su padre de mí, yo lo acepto y sigo cocinando frente a ellos.
—¡Carro monstruo molesto! —repite Gabriel varias veces mientras salta mostrando su dibujo.
—¡Oye, yo voy primero! —discute Matteo y yo suspiré cansada, siempre están peleando.
Alessandro.
Sam besa mis labios una vez más y sale de la cama, ¡Dios, aún sigue perfecta! Después de tres embarazos, sigue estando sexy. Ella camina al frente de mi recogiendo su ropa, estaba desnuda, pues como dije, después de la comida me comería el postre.
Ella me fulmina con la mirada cuando nota que estoy viéndola de una forma muy morbosa, estaba loca si creía que ignoraría su cuerpazo, además, la he visto miles de veces, no entiendo porque me mira de esa manera.
Se coloca su camisa y es como si mi vista se nublara a su arte. No entiendo porque se iba a poner la ropa si ya estábamos a punto de ir a dormir nuevamente, era de noche, no había frío y si así lo sentía, sabía que no tenía problema de calentarla. No había sentido en dormir con ropa, igual esta siempre acaba en el suelo.
Me encantaba sentir su piel contra la mía cada noche, así aunque no hagamos el amor por lo cansado que nos encontremos después del día.
—¿Vas a quedarte ahí mirándome? —pregunta mientras toma la sábana y tira de ellas para dejarme desnudo.
Me estiré en la cama y algunos huesos sonaron, eso dice que no descanso cuando estoy de viaje. La veo y toma una almohada para luego tapar mi parte que la hace gemir, claramente este estaba activo porque con solo verla desnuda me provoca.
—Tal vez, o no lo sé, ¿Qué tienes pensado hacer? Es muy tarde. —Alcanzo mi celular y miro la hora, era tarde y por hacer la cena no era.
—Tengo que ir a la oficina. —Hace una mueca.
—¿A esta hora? ¿Para qué? —Frunzo el ceño.
No me molestaba que trabajara, sino que llegue hace unas horas y no puedo disfrutarla como se debe.
—Patrick me dejó unos libros en mi oficina y no los he ido a buscar —dice mientras se coloca unos jeans.
—¿Y no pudo traértelos? —pregunté con mi tono impulsivo y ella se ríe.
—¿Es una broma? Ni dejas que se acerque a la vigilancia. —Me ve divertida.
Patrick es su jefe, una vez vino aquí y vi las mamás intenciones que tenía con Samantha, así que anuncié que él tenía el paso prohibido, Sam me preguntó el porque y obviamente yo explote celoso. Así que mientras yo sea pareja de Sam, ese imbécil no dará un paso más, pero mi poder no alcanzo tanto como para alejarlos en la empresa donde trabaja Sam.
—¿No tiene a otra persona que lo haga? —pregunte en mi desesperación y ella sonríe.
—Soy su asistente Alessandro. —Se ríe como si estuviera loco.
Claro que había muchas que no tomaba en cuenta y lo hacía a propósito. No quería iniciar una discusión, pero ¿y si la está esperando solo en su oficina? Él podía atraparla, Samantha no tiene mucha fuerza como para defenderse de él.
—Pero él sabe que tienes hijos conmigo, por lo tanto puede comprender que a esta hora no puedes buscarlos —insistí.
—Será rápido amor, además, tú estarás aquí cuidando a los nenes. —Me rindo.
—Está bien —respondí de mal humor.
Espero que la oficina este vacía, estoy seguro de que ese tipo Patrick quiere algo con mi mujer, pero no le daré la victoria a ese imbécil por discutir con Samantha por mis celos.
Ella camina hacia el espejo tamaño completo y se arregla un poco el cabello, protestaría y le diría para que se arregla para ese idiota, pero admito que el sexo no la ha dejado presentable, aunque sería bueno que la viera de esa manera, así se entera quien la revuelve en la cama con gusto.
Samantha echa su cabeza hacía atrás con el cepillo, estos años no se lo ha cortado, admito que le queda muy lindo y ella también le gusta como lo tiene, bajo más la mirada hasta donde termina su cabello y eso me deja en su rico trasero, quien aún no le he quitado lo virgen, Sam tiene la excusa de que será virgen hasta el matrimonio, eso es parte de la presión para que le pida ser mi esposa.
—¿Seguro que estás bien con eso? —Se gira para verme y yo asentí.
—Si dices que será rápido, por mi no habrá problemas. —Me siento y me encojo de hombros.
—Gracias. —Me lanza una sonrisa antes de tomar su bolso y la llaves para irse.
Estaba mal, lo sé, ella me ama solo a mí, estoy siendo un poco exagerado, yo confío en ella.
Me levanto de la cama y me pongo unos bóxer, en algún entraría Gabriel por no poder dormir solo, así que simplemente aprovechamos la situación cuando lo dormí en su cama.
Matteo y él compartían habitación, sé que tenemos muchas habitaciones, pero la verdad es que Gabriel le cuesta dormir solo.
Una vez que recogí el desastre en nuestra habitación, como había predicho, Gabriel abre la puerta y se acuesta en la cama sin pedirme permiso, Samantha lo ha consentido demasiado y a veces no podía objetar porque no me la paso mucho en casa, ella tiene que lidiar con ellos siempre y seguramente llega a estar tan cansada que no tiene fuerzas decirle que no a Gabriel.
De igual forma, no había ningún problema, así fue con Antonella hasta que la fui acostumbrando a dormir en su habitación.
—¿Y mami? —Gabriel se sienta en la cama y comienza a buscarla, él tenía mamitis aguda.
—Salió por un momento —le respondí y él comenzó a llorar como un bebé.
Las extrañaba. Espero que les haya gustado el capítulo. Los personajes están en la portada, así es como me los imagino ahora.
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