La pelea fue fuerte, Amber me golpeaba aunque eran más sus daños que los míos. ¿Yo? Yo me preparé años para ese momento. Su nariz sangraba y aunque sentía un fuerte ardor en mi labio y un intenso olor a óxido en la nariz, dejando de lado la respiración agitada… me sentía fantástica. Nos separon, pataleé y mordí el músculoso hombro que me atajaba. Amber seguía en el piso y alcancé a atinarle una patada en la costilla que la hizo quejar con fuerza. Intentó ponerse de pie más no se lo permitieron. Estaba ciega de rabia y no había más que odio corriendo por mis venas en ese momento. Un grupo de estudiantes se movió a mi alrededor mientras hombres de seguridad nos escoltaban por separado a nuestro dormitorio. Alguien preguntaba por el director, yo empezaba a afectarme con un insesante mareo