Dos años antes.
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—¿Joscelyn Lim? —me tensé de inmediato al oír mi nombre y me puse de pie de un salto.
—¡Presente! —respondí con entusiasmo y nerviosismo mezclados, ganándome una mirada de burla por parte del resto de las chicas que se encontraban en la sala aguardando su turno.
Completamente ruborizada me acerqué a la chica, que atenta a su carpeta, no me dedicó demasiada atención, pero eso no impidió que notara su gesto de burla también, todas ahí parecían unas prima donnas dispuestas a arrancarse las cabezas unas a otras por el protagónico, y cada segundo que pasaba me sentía más fuera de lugar.
—Es tu turno, aquí dice que presentarás el monólogo de la décima escena, ¿correcto? —siguió preguntando la chica.
—Sí, correcto.
—Bueno… No podrá ser, tendrás que presentar el de la escena del disparo y el beso, espero que la hayas ensayado.
—Sí, claro, pero… ¿por qué no puedo presentar el monólogo?
—Porque Gaves quiere aprovechar que Kane está aquí y evaluar la química con las chicas, que a fin de cuentas es lo que más importa en este proyecto, así que… El disparo y luego el beso— anunció la mujer, que pretendía darse la vuelta y alejarse después de eso, pero yo me apresuré a seguirla, completamente en shock.
—Aguarda, aguarda… ¿Kane? ¿Quién es Kane? —pregunté, aunque en el fondo sabía la respuesta, pero empecé a rogar estar equivocada.
—Kane Parrish, finalmente aceptó el papel esta mañana, vino a reunirse con el director y Gaves decidió que empezaríamos a descartar chicas desde hoy, la química entre los protagonistas es importantísima, ya debes saberlo, y si no conectas con él… Olvídalo, el director no quiere a nadie más para el protagónico.
Asentí en silencio, queriendo mostrar seguridad cuando lo cierto era que me estaba transformando en una gelatina… temblando sin control.
Kane Parrish era el actor del momento en Hollywood, todas las chicas querían verlo en la pantalla y todos los directores querían tenerlo en sus películas… Tenerlo era asegurar millones en taquilla. “El hawaiano de oro” le llamaban, cuando Carly, mi compañera de piso, me convenció de presentar la audición, él era solo un rumor, no me sorprendía en absoluto, él era una mega estrella y aquel apuntaba para ser un proyecto taquillero, pero aun así no encontraba forma de que mi garganta recuperara algo de humedad.
Entré a la sala de audiciones, un amplio cuarto de paredes blancas con sillones de cuero n***o y varios reflectores, eso me decía que grabarían la audición… más presión sobre mis hombros. Había un gran escritorio de madera frente al amplio ventanal y cuatro sillas del otro lado, pero todas estaban vacías, eso me sorprendió tanto a mí como a la chica del casting, que empezó a mirar de un lado a otro del salón.
—¿A dónde se fueron todos? —preguntó hacia el rincón de la izquierda, donde yo no había reparado antes.
—Se dieron un break para fumar, regresarán en diez minutos —respondió un hombre de voz grave y tan sexi que sentí un hormigueo en el vientre al instante.
Parpadeé un par de veces por la sorpresa, jamás había tenido una reacción así por tan solo oír a un hombre hablar, pero claro… Ese no era cualquier hombre, era el Golden boy, su s*x appeal era indiscutible, no hacía falta ni verlo.
—Oh, bueno, Joscelyn… Tendrás que esperar un poco —dijo la chica con gesto avergonzado antes de marcharse.
Quedando como a la deriva miré a derecha e izquierda, sin saber si debía ser educada y acercarme a él para presentarme, o si por el contrario debía sentarme en el sillón del extremo del salón… lejos de él, pera respetar su espacio, en el poco tiempo que llevaba en el gremio había descubierto que algunas estrellas eran un tanto exigentes con su espacio personal.
Inclinándome más a evitar posibles rechazos de su parte, decidí caminar al otro extremo, pero había dado tan solo dos pasos cuando oí su voz nuevamente.
—¿Tú eres Joscelyn Lim? —Me di la vuelta, ignorando el efecto que tuvo en mi cuerpo oír mi nombre de su boca, pero cuando hice contacto visual con él fue todo incluso peor… mucho más intenso.
El hombre que aguardaba sentado en el sofá, inclinado hacia el frente con su celular en la mano era, por mucho, el hombre más apuesto que había visto en la vida. Su piel, de un suculento tono canela, era perfecta, su cabello azabache pulcramente peinado, y sus ojos oscuros bajo aquellas pobladas cejas parecían hipnotizarte al borde la posesión. Vestía un jean, camiseta blanca y chaqueta de cuero… Todo un James Dean; y en medio de todo lo que estaba desatando en mi cuerpo, mi mente empezó a llenarse de pesimismo, porque si mis posibilidades de obtener el papel dependían de mi química con él, entonces no le vi ningún sentido a estar ahí… Eso jamás pasaría.
Yo seguía muda y derrotada, mientras le veía arquear una ceja… estaba esperando mi respuesta, y yo estaba ahí luciendo como una lunática.
—Ehm… sí, Jo… Joscelyn Lim, un placer —tartamudeé mientras daba un par de pasos al frente para estirar mi mano hacia él.
—Un placer Jojoscelyn Lim —respondió en tono burlón, estrechando su fuerte y cálida mano con la mía, y sosteniéndola un poco más de lo normal, o al menos eso sentí, mientras luchaba con todas mis fuerzas de que no se notaran mis temblores—. Yo soy Kane, hoy haremos un par de escenas juntos.
Sonrió y señaló hacia el sofá continuo, indicándome que me sentara, y mientras lo hacía nuevas alarmas se encendían en mi cabeza.
—Aguarda… ¿Un par de escenas? Creí que sería una, la información en el casting decía que debíamos memorizar una escena, y…
—¿Y solo memorizaste una? —preguntó con una sonrisa de lado—. Espero que la respuesta a eso sea un “no”, porque presentarse a una audición habiendo memorizado solo una escena es como presentar un examen y estudiar solo una parte de la clase, confiando en que el profesor será benevolente. A Will le gusta poner a prueba el profesionalismo de los actores… No te sorprendas si nos hace pasar aquí tres horas enteras. —resopló con un ofensivo tono de burla—.¿Es tu primera audición?
Los temblores siguieron, pero esta vez no eran nervios, era furia; odiaba a la gente prejuiciosa, sobre todo cuando ponían en duda mi arduo trabajo y esfuerzo. Desde niña mi sueño era ser actriz, recibir una ovación de pie en el festival de Cannes y ganar un Oscar, fantasías de niña, sí, pero desde que había decidido tomar las riendas de ese sueño y tratar de hacerlo realidad, había invertido cada centavo que me ganaba en clases de actuación y baile, talleres de teatro, cursos de dicción, incluso me había inscrito en cursos de acentos, para estar preparada para cualquier cosa que me pidieran, y sobre todo… me había partido el alma audición tras audición.
Todo había sido un poco más complicado para mí por ser extranjera, Estados Unidos era la tierra de las oportunidades, pero los de afuera teníamos que esforzarnos el doble, eso de que éramos fascinantes para Hollywood era una gran mentira, si acaso me denigraban más; me ofrecían papeles insignificantes y en ocasiones ofensivamente estereotipados, y aun así me mantenía de pie, esforzándome cada vez más para poder conseguir algo decente que me diera una oportunidad real de mostrar mi talento al mundo. Había dado demasiado de mí como para que un tipejo prepotente quisiera tratarme como una colegiada ilusa solo porque tenía un par de películas exitosas en su haber.
—No, no memoricé solo una escena, en realidad estudié a fondo el libreto y estoy en capacidad de presentar toda la película si me lo piden, solo que no sabía que tú estarías aquí ni que tendría que hacer todas mis escenas contigo. Y ya que preguntas… No, no es mi primera audición, he hecho unas cuantas ya. Quizás mis películas para televisión no te impresionen, pero también participé en la cuarta temporada de “Clarity Falls”.
—Mh, televisión… impresionante, mil disculpas —respondió con sorna.
—Señor Parrish, aquí tiene, había una larga fila, pero vine corriendo para que no se enfriara, —Miré sobre mi hombro a la chica pelirroja de anteojos que había visto salir del salón unos minutos antes.
La escuálida muchacha le entregó un vaso extra grande de café helado y una bolsa del local de pretzels de unas manzanas más abajo. Él le agradeció al recibir el paquete, pero tan pronto como procedió a abrirlo su gesto de descontento fue evidente.
—¿Qué? ¿Qué ocurre? —preguntó ella, nerviosa.
—Tiene mostaza —respondió él, dejando la bolsa sobre la mesa frente a nosotros—. ¿Cuántas veces vamos a hacer esto, Lucy?
—Oh, no. No entiendo qué pasó, señor Parrish, yo le dije al sujeto que… Lo resolveré, te lo prometo, ya vuelvo.
Vi cómo la chica tomó la bolsa y salió del salón nuevamente, dejándome estupefacta una vez más, tanto, que no pude controlar soltar un bufido y eso él lo notó.
—¿Qué? —preguntó con suspicacia.
—¿Harás que esa pobre chica camine una vez más dos manzanas, ida y vuelta, porque tu pretzel vino con mostaza? No es mi primera vez lidiando con actores reconocidos, pero hasta ahora no me había topado con ninguna actitud de diva, y la forma en la que le hablaste a la chica… ¿Quién te crees? Podrás ser muy famoso, pero ella es un ser humano también, merece respeto, señor Parrish.
El hombre rió y se giró hacia mí.
—Entonces… ¿Me ves intercambiar un par de palabras con mi asistente y ya me estás llamando diva?
—Solo digo que lo de la mostaza es una tontería, siempre creí que ese tipo de rumores eran cosas de los tabloides, pero ya veo que son costumbres reales entre los famosos. —Me encogí de hombros, complacida de ver el enfado en su rostro, ya en ese punto era obvio que mi química con el hombre sería un fracaso total, pero al menos me iría de ahí con algo de dignidad.
—Ya veo… Pero yo tú no criticaría demasiado, a leguas se nota que también tienes potencial de diva hollywoodense, aunque tus mañas pintan para ser peores que rechazar un pretzel con mostaza.
—¿Disculpa?
—Dices que leíste todo el libreto, ¿no? Si vienes a audicionar para el papel de chica puritana y virginal, ¿por qué decidiste vestirte así? —Miró descaradamente hacia mis pechos y alzó una ceja—. ¿Vienes a mostrar tu talento para actuar o… a mostrar otros atributos?
Sentí el calor invadir mis mejillas al instante mientras me ponía de pie y le apuntaba con mi índice directamente a la cara.
—Escúchame muy bien, idiota… Quizás a ti te guste acostarte con las directoras de casting para obtener tus papeles —le lancé, recordando lo que había leído una vez sobre su amorío con una guionista—, pero algunos en este medio somos honestos y nos ganamos lo mucho o lo poco que tenemos a pulso.
La furia seguía invadiendo mi ser, sobre todo porque yo tampoco estaba de acuerdo con aquel outfit, lo consideraba muy revelador, pero había sido idea de Liz, ella me aseguró que estaría bien, y ahora, con las acusaciones de ese idiota, me arrepentía de haberle hecho caso.
Kane estaba por completo divertido con mi reacción, pero cuando abrió la boca para responder, la puerta trasera del salón se abrió y entraron el director y la jefa de casting, seguido de otro hombre cuyo rostro no reconocía.
—¿Joscelyn Lim? —preguntó la mujer.
Yo, que casi no podía ni hablar de la furia, me limité a asentir y a forzar una sonrisa, mientras ella señalaba hacia el centro del salón, donde estaban los reflectores. Los hombres le siguieron y antes de poder dar un paso, sentí la presencia de Kane justo a mi espalda.
—La hora de la verdad ha llegado, Joscelyn —comentó pasándome y dándose la vuelta cuando estuvo un par de pasos por delante—. Ah, por cierto… Antes de que se me olvide, perdiste el acento mientras dabas tu discurso; si eres de las que pretende ser algo que no es… Deberás tener más cuidado. —Me guiñó un ojo y siguió su camino mientras yo me quedaba abochornada en mi lugar.
No me había fijado en que había perdido el acento mientras la rabia se apoderaba de mí, era una técnica que había tenido que poner en práctica puesto que parecía abrirme más puertas, no me enorgullecía, pero era algo que muchos actores extranjeros hacían, que él quisiera ridiculizarme por ello me hizo odiarlo un poco más.
Había ido ese día con muchas esperanza y fe en que podría conseguir el papel, que aquella era mi gran oportunidad, pero con Kane Parrish en el panorama mis ilusiones se derrumbaron rápidamente, ¿cómo podría actuar como si estuviese enamorada de él y apenas si lo conocía y ya lo aborrecía con mis entrañas?