Al llegar a la pista y atravesar la multitud, me detuve frente a la entusiasta pareja bailarina; fui consciente de que Candy notó mi presencia, pero decidió ignorarlo, era obvio que la mujer quería sacarme del juego, y eso me hizo preguntarme que tanto sabía... o no sabía sobre Kane y yo. Tomé aire y palmeé el hombro de Kane, que se giró de inmediato y me miró con indiferencia. —¿Qué quieres? —Necesito hablar contigo. —¿No puede esperar? Estoy ocupado. —Esto no es estar ocupado, y no, no puede esperar. Él me miró, esperando algo más en mi respuesta, pero al comprender que no sería el caso... resopló, le dijo algo a Candy al oído y empezó a alejarse, tomándome del codo para arrastrarme hasta una zona menos concurrida del gran salón, junto al corredor que daba hacia los baños del loca