No te metas. Su respiración se había vuelto pausado, tomé su brazo izquierdo que quería salirse de la cama y se lo acomodé al lado de su pecho. Escuché la puerta de la entrada abrirse y salí de la habitación, mirándola dormida una vez más y cerrando su puerta después. Rogaba para que no tuviera esas horribles pesadillas de las que nunca me había hablado de que se trataban. — Jamie, ¿que haces aquí? — Dijo Jake al verme bajar por las escaleras. — Necesito hablar contigo. — Casi me había quedado dormido junto a Ana, por lo que tenía la voz pastosa. — ¿A estas horas? Tengo algo de sueño.— miraba su celular tecleando algo. — Le dijiste a Ana que no siguiera siendo mi modelo, ¿por qué te metes y le dices qué hacer? Sabes que ella hará todo lo que tú le digas y aún así la condicionas c