Después de salir de la casa de su hermano, escuchar que era muy tarde para ver a Ana, después de que se lo habían impedido en la tarde, Jamie estaba hecho una furia. Recién llegaba después de dos horas conduciendo a alta velocidad y se encontraba con la situación más complicada que antes. Pasó por el cajero y sacó una buena cantidad de dinero, después compró varias hamburguesas y algunos jugos. Buscó en el mensaje que le había enviado Jake la ubicación de la comisaría. Se dirigió hacia allá. — Buenas noches, caballeros. — Apenas si podía caminar con toda la comida que llevaba y el bolsillo abultado lleno de dinero, que no cabía en la billetera. — Una larga noche, ¿no? Se dirigió hacia un pequeño escritorio donde había detrás un hombre de mediana edad vestido con el uniforme azul —