Cuatro manos me sujetaban, dos agarraban mis brazos desde atrás, apretando su cuerpo contra mi espalda y las dos manos restantes bajaban con prisa mi pantalón jean sucio, al tiempo que abrían mis piernas. Mi piel tocó el suelo frío y vi mi ropa interior deslizarse por mis piernas, alguien besuqueaba mi cuello con aquel horrible olor a cigarro que me repugnaba tanto, cerré los ojos imaginándome que estaba en otro lugar, imaginando que caminaba de la mano de Angelo frente a un hermoso lago donde habían varias familias de patos nadando mientras atardecía y las aguas se pintaban de ese hermoso color del atardecer. Pero no era así, sus risas resonaban en mi oído, sus manos tocaban mi pecho y mi cuerpo subía y bajaba con cada embestida. Mis piernas nunca dejaron de luchar, mis manos seguían m