Después de un día largo Carlota y yo teníamos mucha hambre, decidimos ir a comer a un pequeño centro comercial que había en la ciudad, su guardaespaldas nos seguía a todos lados. Era un poco incomodo, pero entendía que era para su protección. —No te preocupes, uno se acostumbra a esto—dijo Carlota refiriéndose a su guardia—. Tú también tendrás uno muy pronto, mi hermano se encargará de tu protección, ya que serás parte de nuestra familia—agregó. Eso me hizo sentir un poco extraña, pero muy en el fondo entendía que Dalton estaba en negocios sucios y tenía que tener protección. —¿Hace mucho llegaste a Miraflores? —le pregunte. —Hace un par de días, ya había venido un par de veces, mi hermano por temporadas va a visitarme. Somos medios hermanos —respondió—. Vivo con una tía. Mi hermano de