Contrario a lo que pensé, Garrett no dice nada al vernos abrazarnos, pero claro, es porque decidió que las acciones valen más que las palabras, y debido a eso llego junto a nosotros en, prácticamente, tres zancadas y con un empujón alejó al doctor de mí. Por fortuna Edgar lo toma a chiste y no se molesta, sino que suelta una débil risa mientras vuelve a su asiento, ignorando por completo la mirada que le brinda el hombre que se sentó a mi lado e incluso me levantó y me acomodó sobre su regazo. Nada maduro, muy infantil y algo posesivo, pero estoy ocupada analizando las palabras del psicólogo como para intentar pensar o hacer algo respecto a las acciones de, supongo, mi prometido. Y digo supongo porque, aunque acepte y hubo anillo, no lo uso desde entonces ya que sigo viéndolo como que j