CAPÍTULO NUEVE Andrónico irrumpió en su campamento y en un arranque de ira, estiró la mano y con sus largos dedos cortó la cabeza del joven soldado quien, para su gran desgracia, estaba parado cerca de él. Mientras marchaba, Andrónico decapitó a un soldado tras otro, hasta que finalmente sus hombres entendieron el mensaje y corrieron para mantenerse alejados de él. Debían haber imaginado que era mejor no estar cerca de él cuando estaba en un estado de ánimo como éste. Los soldados se alejaron mientras Andrónico salía hecho una furia por su campamento de decenas de miles de hombres, todos manteniendo una sana distancia. Incluso sus generales se mantuvieron alejados y a salvo, caminando detrás de él, sabiendo que era mejor no acercarse cuando estaba así de molesto. La derrota era una cosa