A la mañana siguiente
Aslan y Morgana se encontraban desnudos en la cama, los dos no habían pegado el ojo en toda la noche, estuvieron muy ocupados haciendo el amor. Durante su intensa intimidad ellos descansaban por unos minutos, máximo media hora y luego continuaban haciéndolo. La joven pareja era insaciable, después de todo ella era una loba alfa y él una bestia ancestral, así que tenían energía de sobra. En ese instante, Morgana estaba escondida bajo las sábanas muy ocupada con la masculinidad de Aslan en su boca, ella lo sorbía, probaba y lamía como si la entrepierna del joven fuera un dulce.
Era la primera vez para Morgana haciendo algo similar, pero ella sabía como “degustarlo” sin lastimarlo, era sencillo, solo no debía rozar sus dientes en la delicada piel de la entrepierna del
