Cuando el sol salió, Salomé ya estaba lista para un nuevo día. Tenía su agenda algo apretada, primero debía de ir a ver al señor y luego asistir al almuerzo con Cristian, para eso sólo tenía media hora. Después regresar a la mansión, hacer actividades con el hombre y con algo de suerte respondería a más preguntas. Caminó en ropas casuales, un pantalón jeans de color azul, camisa blanca, zapatos deportivos del mismo color y sus cabellos recogidos en una cola muy alta. Llegó a la habitación del señor, lo vio en el balcón mirando al horizonte, pero esta vez él no tenía un cigarro entre los labios. Dejó escapar un leve suspiro y decidió acercarse. - ¿Dormiste bien? - preguntó el hombre en cuanto la sintió entrar. Ella asintió un poco más en confianza. - Pude hacerlo. - respondió posa