El punto de vista de Isabella Le digo al taxista que me espere, bajo del taxi a toda prisa y entro corriendo en la casa. Estoy abrumada por lo que me ha pasado hoy pero no quiero pensar mucho en ello hasta que se realice la cirugía. Anoche mi abuela y yo apenas pudimos dormir por el fuerte dolor que sentía. Se le habían terminado los medicamentos que suele tomar para deducir el dolor y yo estaba esperando mi próximo sueldo para comprarle otro. Ya estaba pensando en darle una oportunidad a la oferta de mi jefa por lo mucho que estaba sufriendo, pero algo me lo impedía y ahora no sé cómo sucedió. De repente, me volví 50.000 dólares más rico en cuestión de segundos. Cuando entro a la pequeña sala de estar, la abuela no está allí sentada en su sillón de mimbre, mirando películas antiguas