El punto de vista de Jayden Golpeando con impaciencia mis pies sobre el suelo duro y pulido, la puerta del ascensor se abre y salgo con mi maletín. Camino con paso firme hacia mi oficina, con ganas de entrar, llamar a Isabella y obligarla a hacer lo que yo le pido. Ella es mi empleada y esto es como cualquier trabajo normal que pueda obligarla a hacer por mí en la oficina. No puedo soportar que todas estas chicas se me lancen encima para eventualmente seducirme y llevarme a su cama y arruinar mis votos. No puedo hacer eso. Isabella es la mujer que necesito. Ella es la que necesito por un año. Ella es sumisa y controlable. Sacudiendo la cabeza ante la idea de intentar una vez más conseguir una chica, probablemente de una iglesia o de un sitio de citas, entro a la oficina, ignorando los