Benaias. —Yo te elongo. —Si, no creo que me pueda si quiera sentar, ¿Quién me manda a querer entrenar contigo?. —Es el comienzo, vas a ver que la otra semana ya vas a querer entrenar sin que te diga, bien, acuéstate derecha. —se acuesta como le digo, le alzo una pierna poniéndola en mi hombro y con la otra mano preciono la otra asi no la dobla y me inclino hacia adelante sonriendo, podría decir un chiste pero tiene cara de sufrimiento— Dime hasta donde soportas. —Si, ahi ahi ahi ahi, oh mi Dios. —Bien, quedo ahi treinta segundos. —me da risa las caras que hace y porque se lleva las manos a la cara—. Ahora parada... Sabes, en unos meses tengo un evento del fútbol y quiero que vayas. —me paro atrás así le elongo los brazos—. Lo que decidas lo respeto. —Si, obvio que voy. —Gracias, pen