Kalen. —Ve tranquila, —estamos abrazados mirándonos a los ojos y dándonos besitos—. Cuando paren mándame mensaje y yo te llamo. —Si, tranquilo, voy atrás de Edras y tienes mi ubicación, vas a ver por donde voy. —cierro los ojos cuando se inclina dándome un beso que me come, pongo una mano en su nuca porque siento que se aleja, y bueno, tenemos que respirar—. Tu también cuídate. —paso mis pulgares por la comisura de su boca—. No te hagas el loco. —Capas que me agarra la loquera y viajo a las dos de la mañana para verte. —No lo hagas, entrenas, vienen partidos impotantes me dijiste, y viajas, no te estreses, hacemos videos llamadas todos los días. —Esta bien, te amo. —me dan ganas de llorar—. Quiero que lo sepas. —Yo también Bena. —¿Kali vamos?. —Si, —le doy otro beso y nos alejamos—