Me enamoré de Jared

Han pasado tres meses desde que le anunciaron a mamá que la trasladarían a Los Ángeles para manejar una nueva franquicia de la empresa. Cuando les conté a mis dos mejores amigos, ellos se entusiasmaron, por tanto, tuve que pedirle a mi mamá que me dejara llevarlos con nosotras. La compañía de ambos me haría más llevadera la estadía. Hoy por fin llegó el día de la mudanza. Me parece insólito que me deba cambiar de escuela justo para el último año. Cabe destacar que todo esto lo hago por ella, desde que papá nos dejó (cuando yo tenía 6 años), mamá se ha esforzado en darme siempre lo mejor. Por eso no opuse resistencia, solo no puedo creerlo. Mamá nos aseguró que nos quedaremos en una muy buena casa, no entendí a qué se refería hasta que descubrí que tenía una relación con un tipo de su misma edad, divorciado y con una hija mayor que yo. Nos contó que ese sería nuestro hospedaje mientras lograba adaptarse pero tal parece que ya ella lo estaba. —¿Rose? —escuché decir, era Mary mi mejor amiga. Me desperté con fastidio pues debía ir a la escuela ese día. A zancadas me vestí de lo más sencilla. El sueño que cargaba no me dejaba escoger algo mejor. Le pedí que entrara, ella al ver mi look enarcó una ceja—. ¿Qué? —¿Piensas llegar a Los Ángeles con semejante look? —¿Qué tiene? —¡Es horrible! —Mary, no encontré algo mejor, tengo mucho sueño. ¡40 minutos! 40 largos minutos habían pasado y no había conseguido nada que pareciera atractivo. Pero luego, cantó victoria y me entregó un outfit que yo jamás me pondría. Al final terminé vistiendo lo que ella quería, peiné mi cabello y salí del baño. Estaba desesperada así que opté por una cola de caballo sencilla pero Mary se quejó. —Con el cabello suelto, lucirás mejor. —Esto no me gusta. —confesé, me sentía horrible intentando ser sensual, pero al parecer si funcionaba porque Olimpia, la chica más popular de mi antigua escuela, me dejó de molestar, ahora solo me miraba con rabia y envidia. Pues según los estudiantes Logan estaba embobado conmigo, algo que nunca fue de mi interés. —Hoy es nuestra salida triunfal de San Francisco. —Lo sé. —¿Cómo te sientes con eso? —Sigo sin poder creerlo. Decidimos bajar al livingroom donde Josh nos esperaba con sus maletas. Pero lo que no me esperé fue lo que le escuché decir a mamá por teléfono. “Oh Jackson, amor, yo también te extraño y no sabes cuánto quisiera hacer lo que tanto nos decimos por mensajes.” Sentí que la sangre me subió a la cabeza. Fui a la sala y serví tres vasos de jugo para disimularlo. Josh notó mi incomodidad y me preguntó pero no quise hablar al respecto. Ese día era nuestro último en Rightwood, la secundaria donde estudiamos y no quería que nada nos arruinara la experiencia, mucho menos el viaje. Ya estábamos en el último año, cada uno sabía que iba a estudiar. Por ejemplo, Mary quería ser arquitecto, Josh se inclinó por leyes y yo me fui por periodismo. A raíz de eso, mis amigos insistían en que necesitaba un cambio de imagen, para llegar a ser de las mejores periodistas en el país. Decidí que al final iríamos a comer helados pero Mary y Josh ya tenían planes para mí. Me llevaron a un Centro Comercial, compramos de todo: ropa, zapatos, y nuevos accesorios, y claro, maquillaje, porque la estadía en California, nos iba a cambiar la vida. De eso estaba segura. —Ya llegamos. —anuncié al entrar a casa, mamá salió de la cocina para encontrarse con nosotros, le mostramos todo lo que compramos, ella se quedó asombrada—. Ya sé que dirás que es demasiado, yo les dije lo mismo pero no me hicieron caso. —Ya, pero, ¿todo esto es necesario? —inquirió mi madre con una expresión de completo asombro. —Claro, señora Grace. Su hija quiere ser periodista y su aversión a la moda no la ayudará, debe cambiar su imagen por completo. —Sí, además, la estadía en California, nos cambiará la vida a todos. —Sobre todo a mí. Ya sabes a qué me refiero. A mamá se le notaba que estaba feliz de que yo quisiera cambiar completamente. Esa noche, hicimos pijamada los tres y hablamos de muchas cosas, entre esas, mi fulana hermanastra. —Siento que ya la odio y aun no la conozco. —¿Y si tiene novio? —indagó Josh. —Rose se lo quitará. —habló Mary con una sonrisa. —Pues mala idea no es... —¿Qué? ¿Estás loca? ¿Lo conquistarás? —exclamó Josh, quien tomó una actitud muy extraña al oírnos hablar de un plan conquista. —No será necesario. Con el cambio, en menos de una semana lo tendré aquí, comiendo de mi mano. —hablé, señalando la palma de mi mano derecha. Mary rió pero Josh permaneció reacio, ¿qué bicho le picó ahora? Me pregunté pero no le di la suficiente Importancia, suponiendo que se le pasaría luego. Ya teníamos hecha las maletas, así que no habría de que preocuparse pero igual nos dormimos temprano. Debíamos salir de casa a las 8 am pues el vuelo estaba pautado para las 10. *** Cuando sonó el despertador, los tres nos levantamos para arreglarnos y bajar. Mamá ya estaba despierta cuando llegamos a la cocina, tenía el desayuno casi listo. Debo admitir que me sorprendió cuando vi lo que preparó. —Gracias, mamá, que rico. —exclamé cuando di el primer sorbo a la bebida de chocolate.  Era mi favorite, ella lo sabía más que nadie. —Tu padre llamó, Rose. Quiere que te vayas a vivir con él. —La mire en silencio, no aceptaría jamás esa invitación—. Yo le dije que te lo consultaría pero que no le aseguraba nada. —Gracias por consultarlo, mama, evidentemente no voy a aceptarlo. —Ella asintió en silencio—. ¿Qué? —Te tocará decírselo en persona, está afuera esperándote. Miré a la ventana y, en efecto, allí estaba mi padre. No lo veía desde que me promovieron al primer grado de primaria.  Estaba más apuesto, más ceñido. Reconocí entonces que mi madre había hecho su esfuerzo y él era más insistente que yo, lo heredé de él. Salí y le encaré, me parecía de lo peor que apareciera diecisiete años después para pedirme que me vaya con él solo porque piensa que mi mama no me cuidará lo suficiente. —Yo no iré a ninguna parte contigo, Chad.   —espeté, él alegó que donde vive hay mucha más comodidades que en Los Ángeles, pero eso no me movió nada por dentro—. No insistas, ¿quieres? Ya te dije que no iré contigo. Prefiero estar con mi madre, ella sí me cuida. Dejé a Chad afuera, ignorando toda propuesta que me hiciera para que cambie de opinión. Porque nada me haría cambiar los planes que ya me había trazado. Iba dispuesta a todo, a conseguir lo que me propongo sin importar a quien me llevaré por delante. Hablé con mama, le conté lo ocurrido y me abrazó cuando supo que prefería irme con ella. Cuando se hizo la hora de salir, nos dimos Cuenta que Chad seguía allí. Le pidió a mi mama que no me hablara nada contra él, yo me atreví a contestarle que mi madre no tenía nada que ver. Que todo lo que yo le dije fue decisión personal. Subimos al auto y en cuestión de minutos estuvimos en el aeropuerto. Revisaron nuestras maletas, todo estaba en orden y pasamos de inmediato a la sala de espera. Solo quedaban 45 minutos pero no pasó mucho para que los altavoces comenzaran a llamar a los pasajeros que abordarían el avión. Me daba jaqueca pensar que tendría una hermanastra, pero más jaqueca me causaba la altura a la que el avión se encontraba. ¡TODO SE VEÍA MINIATURA!