CAPÍTULO 66

1357 Words

Los ojos de Derek eran los de un hombre desesperado, afligido por hacerla entender que ella era su todo, el centro de su universo. Liesel estaba hecha un ovillo en una de las esquinas de la cama, intentando acallar su corazón errante, e intentando disimular el ardiente fluido entre sus piernas, que era ambrosía para su alma. Derek se había colocado en la esquina más alejada, dándole espacio para que estuviera tranquila, él jamás la tocaría sin su consentimiento. —Puedo olerte Liesel, puedo oler el dulce néctar de tu deseo por mí; me siento abrumado por la desesperación con que te ansío y sé que tú sientes lo mismo, me lo dice el latido de tu corazón y tú aroma cargado de seducción imposible de olvidar. Algo dentro de la mente de Liesel hizo clic y encajó las palabras de Derek con todas

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