CAPÍTULO 4

1092 Words
«Acaso sería un ladrón que logró burlar la seguridad o un acosador». Casi río ante este pensamiento, quién estaría tan loco como para acosarla, sobre todo a ella. El hombre salió de entre las sombras, pero aun así no lograba ver su rostro, la caprichosa naturaleza se había confabulado con esta criatura para aterrarla aún más. Liesel no aparto la mirada de ese hombre, aunque no lograba verle el rostro y para colmo vestía completamente de n***o. «Si, definitivamente era una criatura de la noche que se mezclaba como otra pieza más del hermoso jardín nocturno». Lentamente se fue poniendo de pie sin dejar de mirarlo, no podía apartar los ojos de él. La nube que ocultaba la luna decidió seguir su curso y de nuevo brilló con todo su esplendor. El hombre frente a ella quedó al descubierto en ese momento, pero Liesel lo sintió igual de aterrador. La penetrante mirada la mantuvo clavada en la tierra cuando el hombre comenzó a acercarse, ya no era ella quien decidía si salir corriendo o quedarse hasta poder tocarlo. El aire nocturno se hizo presente en ese momento erizando su piel y haciendo volar la tela de su vestido. Liesel se quedó ahí mismo, de pie frente a la gran fuente. No sabía a bien lo que acababa de suceder. Ese hombre, esa hermosa criatura de la noche, la había mirado y por un momento ella sintió una fuerte conexión. Su corazón, primero latió a un ritmo irregular, y luego durante un segundo se detuvo para después volver a latir, a latir por él. Por ese desconocido que se apoderó de su voluntad, de su miedo y a partir de esa noche del latido de su corazón. Liesel regreso a la fiesta momentos más tarde. Era tan extraño lo que acababa de ocurrirle. Nada más entrar en el salón, se encontró buscándolo, buscando esos ojos negros que no la abandonaban, que invadieron su mente sin darle tregua. —Liesel – la llamó su mamá – donde te habías metido, ven quiero presentarte al hijo de los señores Von Steiger. Liesel se dejó llevar por su madre hasta el centro del salón, rodeado de varias personas se encontraba él chico del cumpleaños, porque con veintitrés años aun estas en edad de cometer locuras, se dijo. Llegaron hasta el grupo de personas en el que estaba su padre, este le sonrió al verla acercarse. Los señores Steiger y Tatiana, también se encontraban ahí, y ella sintió alivio. Alivio que desapareció en el mismo instante en que sus ojos se posaron sobre otro par de ojos negros, unos que tenía gravados con fuego en su corazón y que sabía no podría olvidar jamás. —Derek, esta es Liesel. La hija de los señores Dunham. —Vamos Liesel, felicita a mi hermano por su cumpleaños. Liesel se le quedó mirando, aun con luz su mirada le causó calosfríos, no de miedo se dijo inmediatamente, era una sensación diferente, que se manifestaba con fuerza y pasión… La urgencia de sus emociones la embriagaron y cuando se vio caminando en dirección a Derek se sintió mareada. La respiración le hacía subir y bajar los pechos que se habían puesto duros contra la tela del vestido. La mirada de él la mantenía atrapada, presa de su presencia y ella no podía, no quería hacer nada más que entregarse a él. —Felicidades señor Von Steiger. «Muy bien Liesel, fría e impersonal». Se felicitó. —Eso no es una verdadera felicitación de cumpleaños, abrázalo Liesel. Antes de terminar la oración Tatiana ya estaba empujando a su nueva amiga hacia los brazos de su hermano. Liesel tropezó con sus pies y cayó directamente en los brazos de Derek, golpeándose la barbilla contra su pecho. —Auch. No pudo evitar quejarse. — ¿Te encuentras bien? El susurro de su voz contra su mejilla, causo en ella un estremecimiento. Para Liesel estar entre los brazos de Derek fue la sensación más maravillosa que experimentó jamás. Su corazón cantaba de felicidad por este hombre, era una sensación tan tormentosamente placentera, pero aun así no quería que terminase nunca. Los ojos de él la mantenían hipnotizada de una manera que la hacía perder la noción de todo lo que no fuera Derek Von Steiger. De pronto ya no estaba entre sus brazos y esa emoción se fue convirtiendo lentamente en ansiedad, un anhelo por lo que acababa de tener y perder tan pronto. Sus brazos incómodos porque querían seguir alrededor de ese hombre fuerte y cálido que tranquilizaba su alma y la hizo añorar un futuro que tal vez nunca tendría. Habría sido mejor no conocer a Derek. Por lo menos antes era más fácil negar estos sentimientos. Lágrimas se abultaron detrás de sus ojos y rápidamente se puso la máscara de «no pasa nada, yo estoy muy bien» Liesel se lo quedó mirando sin saber qué hacer, esperando una reacción de su parte, pero nada paso. Una chica rubia se acercó hasta Derek llevándoselo del grupo. —Patricia, nadie importante —susurró Tatiana a su lado —se creé la novia de mi hermano. —¿Y no lo es? —soltó la pregunta antes de poder detenerse —¡Claro que no! Derek tiene mejor gusto que eso. —Es muy bonita. —Sí, pero es muy presumida, además se rumora que ha estado con todo su grupo de amigos. ¿Si sabes a qué me refiero? —Tatiana levantó la ceja esperando a que su nueva amiga hiciera un comentario. —No deberías decir ese tipo de cosas. —Yo solo repito lo que escuche. —Aun así. Liesel encogió los hombros. No soportaba la idea de que Derek tuviera novia. Ahora estaría fuera de su alcance para siempre, si es que él se dignaba alguna vez a volver a mirarla, ella nunca podría competir con una chica como Patricia. Momentos más tarde Liesel no soportó el malestar que le producía ver a Derek abrazado a la cintura de su “novia”, el nerviosismo se apoderó de su cuerpo y pronto estaba comiéndose las uñas. —Por favor mamá, vámonos —pidió un tanto alterada. —¿Te sientes bien, Liesel? —La verdad es que no, necesito descansar. Liesel se despidió de su amiga y sus padres de los señores Steiger, y por más que busco no pudo encontrar a Derek antes de irse. Quería verlo una vez más, asegurarse de que él era real y no solo un producto de su muy activa imaginación, pero no tuvo suerte.
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