El doc. Tenía razón, él no podía seguir siendo tan egoísta con ella, lastimarla de esa manera, Liesel no lo merecía. Quién era él para infringir tal sufrimiento. Un monstruo que soñaba que podía poseer a un Ángel. Que tonto.
—Yo… me alejaré de ella —aun cuando eso significaba perder su alma.
—No te estoy pidiendo que tomes una decisión ahora muchacho.
—Entonces qué diablos quiere doc.
—Que pienses en tus sentimientos y en los de Liesel por supuesto, porque sabes que ella siente cosas por ti.
—Lo sé.
—¿Entonces? Qué cosa puede ser tan terrible que te impide estar con la mujer que amas.
—Es complicado.
—Lo único que no tiene remedio en esta vida es la muerte y ustedes están vivos y son jóvenes. Ten cuidado muchacho o la podrías perder para siempre. Y créeme cuando te digo que no es f
