—Lo siento mucho —dije inmediatamente—. Sé que fui malo y... dominante... molesto... y... —Arrogante, desconsiderado, injusto, insistente, condescendiente, grosero... —enumeró ella. Fruncí el ceño, mirando hacia abajo. Ella estalló en risas. Me relajé un poco. —Lo estoy superando... lentamente —dijo. Asentí. —Tómate tu tiempo —dije animándola. Se acercó a mí. —¿Por qué me odiabas... antes del vínculo? —preguntó. Mis ojos se abrieron de par en par. Negué con la cabeza. Nunca la odié. —Nunca te odié —dije, deseando que entendiera. Me miró como si no creyera del todo. —Resentí el hecho de que nunca me prestabas atención y lo manejé como un idiota —dije. Ella se rio. —No es que eso lo haga bien —agregué rápidamente. Asintió. —Haré lo que sea necesario para que te sientas... pa