Capítulo 3: Cambio, Olfateo y Rocío

1606 Words
Advertencia: Temas para adultos El dolor me atravesó. Era insoportable. Grité. Mis huesos se alargaron y se reorganizaron. Un pelaje de color arena envolvió mi forma. Mi vista y audición se volvieron agudos. Me puse en cuatro patas. Aullé. Era un lobo. Corrí por la noche, con nieve blanca debajo de mí y cielo n***o encima. Prácticamente volaba. Cuando me cansé de correr, probablemente estarían muy fríos después de estar acostados en la nieve. Me concentré en volver a ser humano y mis huesos comenzaron a romperse nuevamente. Fue doloroso, pero no tan malo como la primera vez. Los trillizos habían salido para celebrar los primeros minutos de su vigésimo primer cumpleaños con algunos amigos en un bar. Pasé por sus habitaciones. La casa tenía tres pisos. El Alfa y la Luna dormían en el piso superior. Los trillizos y yo dormíamos en el piso intermedio. Yo tenía una pequeña habitación convertida y cada trillizo tenía un dormitorio principal y un baño. Venía un olor delicioso de la habitación de Calix. Entré sigilosamente. Él era el menos intimidante de los trillizos, así que no me importaba si detectaba mi olor cuando llegara a casa y se diera cuenta de que había estado en su hogar. Su habitación literalmente olía a galletas recién horneadas con chispas de chocolate. Miré a mi alrededor. Tal vez tenía galletas de marihuana o algo así. No encontré nada. Ugh. Había dejado mi olor en algunas de sus cosas en vano. Salí y percibí otro olor delicioso. Este provenía del dormitorio principal del medio, que pertenecía a Felix. No me atreví a entrar, pero olfateé la puerta. El olor me recordaba a dulces virutas de coco. Tenía un toque tropical. Lo inhalé, preguntándome por qué nunca lo había percibido antes. Mi corazón empezó a latir rápido. Tenía miedo de acercarme a la habitación de Alex, pero tenía que saberlo. Si de repente los tres cuartos me olían bien... Me negué a pensarlo. Me acerqué a la puerta de Alex. Percibí el fuerte olor a café y cacao. Se me hizo agua la boca. ¿Alex olía tan bien? La ventana se abrió de repente y los tres olores se deslizaron por el pasillo. Sus olores combinados me afectaron. Estaba en graves problemas. Fui a mi pequeña habitación y cerré con llave la puerta. Intenté dormir, pero no dejaba de dar vueltas en la cama. Esos olores me atormentaban. ¿Me olerían cuando regresaran a casa? ¿De repente olería diferente para ellos? No quería analizarlo demasiado. Tal vez mi sentido del olfato mejorado simplemente estaba captando muchas cosas que no había notado antes. Tal vez todos olían tan bien. Tercera persona Calix, Felix y Alex entraron en la casa alrededor de las tres de la mañana. Era sábado. Más tarde esa noche, tendrían su fiesta de cumpleaños oficial y ceremonia de alfa. Celebrar con sus novias y sus “bros” del pueblo los había dejado exhaustos y un poco mareados. Era difícil para los hombres lobo emborracharse sin importar cuánto alcohol consumieran, pero los trillizos realmente lo habían intentado. Se desearon buenas noches y felices cumpleaños, y se separaron. Calix tropezó en su habitación. Un aroma familiar lo recibió, pero había algún elemento nuevo e inconfundible en él, como un nuevo ingrediente que realzaba una receta favorita antigua suya. Alguien había estado en su habitación. Una chica. Olía a rosas y madreselva. Se estremeció. Ese aroma lo volvía loco. No podía dormir. Estaba por todas partes. Sentía como si reconociera el olor, pero no podía decir exactamente quién era. Seguramente habría notado y recordado a alguien que olía tan bien. No pudo soportarlo más cuando salió el sol. Golpeó las puertas de sus hermanos. Ellos lo recibieron aún medio dormidos. —¿Qué pasa, hermanito? —preguntó Alex, con evidente preocupación en su rostro. —Mejor que sea importante. Son las seis de la mañana. Nos divertimos anoche y vamos a seguir divirtiéndonos esta noche —dijo Felix, haciendo un pequeño baile y bostezando. —Huelan mi habitación —dijo Calix. Sus hermanos se rieron. Se alejó de ellos. Lo siguieron. —¡Ya basta! —dijo Felix entrando furioso en la habitación de Calix. Felix se detuvo en seco. Alex entró y sus ojos se abrieron de par en par. —Oh Dios mío —farfulló Felix—. ¿Qué es eso? —El Alfa empezó a olfatear alrededor de la habitación de su hermano. —Hermanito, ¿quién estuvo en tu habitación? —preguntó Alex bruscamente. —¡Has estado con nuestra pareja! —dijo Felix, gruñendo— Te la estás guardando solo para ti. —No, no sé de quién es ese aroma y me está volviendo loco —dijo Calix con ojos cansados. —Nuestra pareja ha estado en esta habitación —dijo Felix alegremente—. ¡Nos encontró! Oh, no puedo esperar para estar con ella —Felix gruñó de nuevo. —¿Y Sandra, Tonya y Avery? —preguntó Calix, mencionando a sus novias actuales. —Solo hemos estado saliendo con ellas un par de semanas. Saben que no son nuestras parejas, así que fue algo temporal. Voy a terminar con Tonya por teléfono —dijo Felix con desdén. —Sí —coincidió Alex—. Si podemos encontrar a nuestra pareja a tiempo para la fiesta, no queremos que las chicas aparezcan y la molesten. —Sí, estarían celosas —dijo Calix—. Y hay una de ella y tres de ellas, así que mejor les decimos antes de esta noche. Los hermanos estuvieron de acuerdo, todos sentados en la cama de Calix. —¿Quién podría haber estado en mi habitación? —se preguntó Calix. —Hay algo familiar en el olor —dijo Alex, sonriendo—. Huele un poco como... —Alex se detuvo, frunciendo el ceño. Se levantó y corrió por el pasillo. Se paró frente a la puerta de la pequeña habitación improvisada de Chasity. El mismo olor lo golpeó. Le hizo estremecer. Madreselva y rosas. Suspiró. Encontró la puerta desbloqueada y la abrió ansiosamente para revelar una habitación vacía con la cama en la esquina hecha. Su rostro cayó. De repente se dio cuenta de lo pequeña que era la habitación de Chasity en comparación con las otras habitaciones de la casa. Había habitaciones de invitados vacías más grandes que esta habitación. ¿Por qué sus padres no le dieron una de esas? Sus hermanos se acercaron por detrás. Felix lucía desconcertado. Calix entró en la habitación de Chasity y se acostó en su cama, inhalando profundamente su aroma. —Voy a esperar a que ella regrese, justo aquí —dijo, acurrucándose en su pequeña cama. Era cómicamente pequeña para el Alfa de seis pies y cuatro pulgadas. —Quiero ir a buscarla ahora mismo —dijo Felix, con los ojos preocupados—. Tenemos mucho de qué hablar. —Relájate, Felix —dijo Alex—. Nuestra pareja ya vive con nosotros, así que estamos bien —dijo el Alfa mayor sonriendo. —No, no estamos bien —dijo Felix mirándolos—. Nuestra pareja es Charity. ¡Charity! —¡No la llames así! —Gruñó Calix, sus ojos azules volviéndose negros. —¡Lo siento! ¡Lo siento! Es un mal hábito. Chasity —dijo Felix. Su verdadero nombre se sentía bien decirlo en voz alta. —¿Cuál es tu problema?— preguntó Alex. Estaba mirando las cosas de Chasity, pensando en todas las cosas que le iba a comprar. Apenas tenía nada, así que sería fácil sorprenderla. Además, era su cumpleaños. —Tenemos que ir al centro comercial tan pronto como abra a las diez —les dijo a sus hermanos menores—. También es el cumpleaños de Chasity y estoy seguro de que mamá y papá no le compraron nada. —¿Estás escuchándote a ti mismo? —preguntó Felix. —¡Otra vez! ¿Cuál es tu problema? —preguntó Alex a Felix. Calix abrió los ojos para fulminar con la mirada a Felix. —¡Chasity es nuestra pareja! No teníamos idea porque no había alcanzado la mayoría de edad hasta hoy —dijo Felix agitando los brazos como un loco. Calix y Alex no estaban siguiendo. —¡Hemos tratado mal a Chasity! ¡Cuando se dé cuenta de que es nuestra pareja, nos rechazará! —dijo Felix. Calix se levantó rápidamente. —No, no lo hará —dijo el más joven—. No, no puede. Hemos estado esperando tres años a nuestra pareja. —Chasity dijo que no quería una pareja, ¿recuerdan? —dijo Felix, explicándolo para ellos. —Sí —dijo Alex—. Pero cuando el vínculo de pareja realmente la afecte, será como arcilla en nuestras manos. Calix sonrió, mirando a Alex. —Sí —estuvo de acuerdo Calix. Felix rodó los ojos. —¿Recuerdan por qué Chasity no quería una pareja? Dijo que sería cruel con ella, como nosotros. Su pareja somos literalmente nosotros. Calix y Alex empezaron a verse preocupados. —¡Se va a asustar! —dijo Felix— Va a intentar irse. Recuerden, ha estado hablando de cumplir los dieciocho, terminar la escuela secundaria y marcharse. Alex sonrió con suficiencia. —Le quedan siete meses más de escuela secundaria. Es noviembre. Tenemos hasta junio o julio con ella para convencerla de lo contrario. Felix se calmó un poco, pensándolo. Calix sonrió maliciosamente, mostrando sus hoyuelos, travesura en sus ojos azules celestes. —Chasity puede que nos odie ahora, pero para el próximo verano la haremos rendirse —dijo. Sus hermanos mayores estallaron en risas.
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