Guardaespaldas Adolescente

Un niño de 15 años con el rostro cubierto corre en medio un campo de guerra, los c*******s a su lado comienzan a descomponerse pero aún así a él no parece importarle. La mirada en sus ojos parece brillar en un tono carmesí, no se detiene aunque muchos heridos lo llamen con desesperación. Un arma descansa en sus manos y dispara a los hombres frente a él, son tiros perfectos a la cabeza que los mata de inmediato. Se detiene detrás de un muro donde un militar sostiene con fuerza su hombre herido, su pierna esta en mal estado y la herida no deja de sangrar. - ¿Quién eres? – le preguntó el soldado. - Te sacaré de aquí. Tu equipo esta a salvo, solo faltas tu. – le dijo el niño mientras lo tomaba de los brazos y lo levantaba con dificultad. - ¿Qué? ¿Por qué? - Solo hago mi trabajo. El soldado no podía creer que una voz tan infantil sonara tan carente de vida y sentimientos. Un hombre se acercó a ellos golpeándolos y haciéndolos caer. El rostro del niño quedó descubierto y el soldado no podía creerlo. Ahora podía ver el rostro de un niño de piel pálida de cabello azabache de ojos whiskey, lleno de algunas heridas y una cicatriz que le atravesaba el labio hasta la barbilla. - Eres tan solo un niño. ………………………………………………… Un joven de 19 años de cabello azabache de ojos whiskey, piel ligeramente bronceada con una cicatriz en el labio se encontraba haciendo ejercicio junto con otros hombres. Todos vestidos con pantalones militares, botas de combate y playeras negras ceñidas al cuerpo. - ¡Seth! – le llamó un hombre pelirrojo de ojos verdes. - Señor. – respondió el chico acercándose al mayor. - Llegó un trabajo para ti. Vamos. Ambos comenzaron a caminar por las instalaciones en las que estaban. Era un de los militares. Años atrás ese hombre había sido salvado por Seth y él decidió llevarlo con ellos para darle una vida más tranquila pero los altos mandos no podían ignorar sus habilidades. Además de que era el lugar más seguro porque no tenía recuerdos de su vida antes de ese infierno, solo recordaba su nombre. - ¿De qué trata el trabajo, señor? - Serás guardaespaldas del hijo del presidente de las empresas TL, se especializan en representar a celebridades. Su hijo ha sido el blanco de sus enemigos y competencia así que necesita alguien que lo cuide pero sus otros guardaespaldas han renunciado por lo molesto que puede ser seguir a un adolescente. – miró al chico de reojo – El jefe y yo pensamos que tu eras el más calificado para esto, tienes nervios de acero y podrás con él además de que tendrás la oportunidad de ver como es la vida de un chico normal aunque es dos años mayor que tú. - De acuerdo. Llegaron a una oficina donde se encontraba un hombre de cabello castaño de ojos miel. - Pasen señor Dawson y Keith. Mathew Dawson, el líder de uno de los mejores escuadrones de los militares además de la persona que le ha enseñado a Keith acerca de la vida normal ya que ese chico era un hijo de la guerra sin conocimiento del mundo cotidiano sin peleas. Ambos se sentaron quedando frente a una pantalla donde se proyecto la foto de un chico de cabello rubio castaño de ojos grises.   - Él es Jin Williams, el hijo del presidente de la empresa Tenebris Lunam o TL como es conocida. Ha tenido varios incidentes desde hace unos meses pero el último fue un secuestro donde salió herido así que su padre esta desesperado por mantenerlos a salvo y lejos de los problemas. – miró a Keith – Como su guardaespaldas personal tu debes de estar a su lado todo el tiempo, en su casa, la universidad incluso a las fiestas o eventos sociales que decida asistir.    - Básicamente es un niño rico que esta siendo el blanco de los enemigos de su padre. – comentó Mathew con fastidio. Recuerda a todos esos chicos cuando estudiaba y los odiaba solo esperaba que no se le pegaran sus mañas a Keith. - De acuerdo. Investigaré mucho más acerca del caso y me presentaré al trabajo mañana. – le dijo Keith de manera seria mientras se levantaba y salía de la habitación. - Es una buena oportunidad para que es chico conozca las cosas normales. No lo hemos dejado ir porque no tiene un lugar al cual regresar mientras que no tenga sus recuerdos. – le dijo el jefe. - Esperemos. Ese chico parece ser un dolor en el trasero pero nuestro Keith es demasiado duro para renunciar además siempre cumple con su misión a la perfección. – sonrió – Será algo tranquilo ya que aún sigue recuperándose de sus lesiones de la misión anterior. – comentó Mathew. - Ya veremos como le irá en los siguientes días. ……………………………………………….. Keith se encontraba vestido de traje n***o, un pequeño auricular en su oreja izquierda. El chico se encontraba parado frente una casa enorme y de lujo, a su lado había un hombre mayor que él moreno de cabello azabache y mirada seria. - Me llamo John Smith, soy el guardaespaldas del jefe Williams. Me pidió que me quedara a tu lado hasta que el joven Jin salga. – sonrió mientras palmeaba el hombro del menor – Te deseo buena suerte muchacho, no es fácil cuidar de él. ¿Cómo te llamas? - Keith. - ¿Sin apellido? - Así es, señor. - Cualquier cosa que necesites puedes llamarme. Nos estaremos viendo bastante pero aún así. – le dijo John mientras le entregaba una tarjeta. - De acuerdo jefe. Gracias. - Puedes llamarme John. No seas tan formal conmigo. – le dijo el hombre con amabilidad. Keith solo asintió. Le agradaba tener a alguien a quien acudir aunque no lo necesitara pero en esos años había aprendido que era mejor tener compañía que estar solo. La calidez de las personas era buena y le hacía sentir tranquilo. - Ahí vienen. Jin junto con un hombre castaño de ojos azules se acercaron a ellos. El hombre tenía una sonrisa cálida en su rostro mientras que el universitario estaba serio. - Un gusto conocerte Keith. Matthew y Andrew me dijeron que eres el mejor. – estrechó la mano del chico para después mirar a su hijo – Él es tu nuevo guardaespaldas personal. - Es un niño. – comentó Jin frunciendo el ceño. - Tengo 19 años joven Jin y estoy completamente capacitado para asistirlo y cuidarlo. Lo protegeré. – le dijo Keith con un semblante serio logrando que el señor Williams y John rieran divertidos. - Me caes bien. Veremos cuanto duras. – le dijo el universitario.