El mismo día
Miami
Alejandro
No tengo idea el tiempo que ha transcurrido cenando con Ana, porque solo estaba perdido contemplándola mientras ella hablaba de la vida, de su niñez, de sus sueños, es descubrir una mujer que cada vez me sigue enredando con cada frase que sale de su boca y sentir que me estoy muriendo con su sonrisa, en realidad me tiene hechizado, embobado, que no soy capaz de reconocerme, hasta que salgo de mi burbuja cuando nos damos cuenta que es hora de marcharnos porque levantan las sillas del restaurante.
–Ana me parece que nos están echando del lugar, lo mejor es retirarnos, ¿Vamos? –le afirmo mientras me levanto de mi lugar.
–Alejandro es bastante tarde, recién miro la hora y son más de las dos de la madrugada, ni siquiera me di cuenta que era tan tarde.
–Yo tam
