El mismo día Miami Teresa Cuando pensaba que mi noche terminaría bien, para asombro tengo una visita indeseable en mi departamento que tan solo me consume la rabia por su presencia, mientras lo fulmino con mi mirada esperando la respuesta a mi pregunta, aunque solo obtengo un silencio hasta que vuelvo a insistir. –¡Fernando! ¿Cómo diablos entraste en mi departamento? Es que ni si quiera entiendo que buscas. –Hola Teresa, esa no es forma de recibir a tu esposo, yo merezco un cálido beso de tu parte, ¿No lo crees? –me explica con ironía. –¡¿Enloqueciste?! Si mal no recuerdo yo lloraba lágrimas de sangre cuando tú me dijiste, hasta aquí te soporto, hasta aquí llegó nuestro matrimonio, así que es absurdo que me pidas una cálida bienvenida, ¡Ah, cierto! Quieres que me abra de piernas p