Erika.
28 de enero del 2040.
Sentir las nuevas notas musicales, la relajante y suave voz de Safiro que calman muchísimo, además del agua deslizándose por cada diminuta partícula oculta de mis curvas es relajante, tanto que cierro los ojos a cada nada, dándole la oportunidad al agua caliente que con su vapor me atiborre de sensaciones.
Una sonrisa se acopla de mis labios, me es casi completamente inevitable no pensar en los sucesos que se están desarrollando. Puedo decir que me siento ajena a lo que sea esté pasando a mi alrededor, estoy en una burbuja donde lo único que haría bien sería percibir como la paz me atraviesa.
Llevaba años sin sentirme así, sin dejar que los sentimientos fueran los que gobernaran mi vida, o cada una de las decisiones que tomo. Ni siquiera me permitía div
