Norman Stone Lo esperaba. Juro que me preparé mentalmente para esto, para nuestro encuentro, para su enfado, sin embargo no deja de sentirse molesto su indiferencia, es como una espinita clavada en el corazón. Me despojo de la sabana en la que estoy envuelto y bajo la temperatura del acondicionador de aire. Hace calor, pero no es el ambiente, soy yo y mis malditas ganas de tenerla aquí conmigo, rodearla con mis brazos y dormir con mi nariz clavada en su cuello aspirando de su aroma a vainilla y rosa que tanto me gusta. Salgo de la cama de un salto y voy a la ducha. Necesito sacármela de la cabeza, refrescar mi mente, no pensarla, no desearla como un completo demente. Se venia tan sexy en esa playera blanca y su pelo mojado, que por un momento recordé los días que se quedaba aquí conmi