Pandora Muller Saber de sus sentimientos me obliga a poner los pies sobre la tierra. Esto es como un Déjà vu de la primera conversación que tuvimos del tema; sin embargo, esta vez tengo en cuenta lo que él siente por mí y lo que yo necesito para tomar una decisión. Luego de la larga ducha que tuvimos juntos, en la que no dijimos absolutamente nada, pero si intercambiamos caricias y besos, me vestí y le dije que quería venir a casa, y aquí estoy, mirando el techo sin poder dormir luego de casi dos horas. En el camino me preguntó un par de veces si estaba bien y le dije que si, porque en realidad lo estoy. No me siento mal en absoluto por lo que me dijo, al contrario, estoy agradecida de que sea sincero y no me dé falsas expectativas. No debí enamorarme y en eso tiene razón, pero ya no es