Pandora Muller —¡¡Aaaaaaaah!! —Lucy y yo gritamos en unísono cuando llego a su casa a visitarla. No sabía que la había extrañado tanto hasta ahora que nos abrazamos y saltiteamos como niñas al reencontrarnos. —¡Bienvenida, morena! —dice dándome una vuelta con la mano. —¡Qué hermosa te pusiste, amiga! Estás radiante. Ese color tostado te queda divino. —Gracias —Vuelvo a abrazarla. —Te extrañé mucho, Lucy. —No creo que hayas tenido tiempo para eso, pero agradezco tu intención de hacerme sentir bien. —Bromea mientras nos dirigimos hasta la sala a tomar asiento. —Suficiente tengo con tú hayas sido feliz. ¿Lo fuiste? Cuéntamelo todo, por favor. —Todo estuvo hermoso, amiga. Fueron los mejores días de mi vida. Fui muy feliz, como nunca antes. —Te lo merecías, Dora. Has estudiado y trabajad