Mientras me ducho pienso en todo lo que ha acontecido hace algunas horas en mi vida. Nada va bien, el amor en estos momentos apesta demasiado.
Después de salir de la ducha escuché que mi celular sonaba, lo había puesto a cargar finalmente, habían muchos mensajes de Williams.
Todos los ignoré, no quería saber nada más que tuviera que ver con Williams, ese hombre había destruido completamente mi corazón.
Había sido capaz de vestirse de oveja, pero en realidad era una liebre, nunca pude notarlo por su amabilidad y supuesto cariño, al menos mi hijo valió la pena, me ayudó a descubrir su verdadera identidad.
Mientras me vestía, entró una llamada de un número desconocido, dudé en tomarla pero al final cedí y contesté.
—Hola— Dije con voz dudosa.
—Esmeralda ¿Donde rayos te has metido?— Preguntó Williams muy enojado.
—¿Que quieres?— Pregunté con lágrimas en mis ojos.
—¿Te volviste loca Esmeralda? Te estuve llamando toda la noche, desapareciste de la nada y no avisaste, y preguntas ¿Qué quiero?— Dijo aún más enojado.
Me quedé en silencio, iba a responder pero no tenía la suficiente fuerzas para hacerlo, así que solo colgué.
Williams estaba enojado pero seguramente era porque no había podido conseguir su meta. Ahora estaba sola, destruida, derribada, sabía que debía enfrentarme a aquel hombre que había destruido mi vida en tan solo algunos minutos.
Esa misma mañana tomé un poco de fuerzas, decidí que no podía vivir encerrada en el odio, tenía que enfrentar a Williams, saber la razón por la que me había hecho todo esto.
Así que tomé un taxi y fui hasta el hospital, me sentí extraña, entraba al hospital donde mi esposo es el administrador, tiene ojos y pies que le cuentan todo.
Sin embargo continué hacia adelante, aun sabiendo que todos me miraban algo extraño, había dejado el hospital sin previa de alta de parte del doctor.
Me acerqué a la puerta de la oficina de mi esposo, estaba honestamente aterrada. No sabía que pasaría, ¿Cómo lo tomaría?, me hacía muchas preguntas.
Toc Toc Toc ‘Toqué la puerta. Escuché a Williams decir: Pase. Abrí la puerta lentamente, estaba muy asustada, y trataba de controlar mi ansiedad.
—Hola Williams— Dije al entrar.
—Hasta que te dignas a aparecer, te he estuve llamando muchísimo y cuando aciertas a contestar; me cuelgas— Respondió enojado mientras se levantaba de su asiento.
—Williams discúlpame, estaba con mi amiga Tiara, ella no se sentía bien y estuve con ella—Respondí con mentiras.
—No seas mentirosa, llamé a Tiara y me dijo que no sabía nada de ti.
—Yo le dije que no te dijera nada, la verdad es que necesitaba estar sola, me he sentido muy mal, perdí a nuestro bebé, estuve horas agarradas de una rama en el río, ha sido difícil, así que necesitaba espacio— Respondí con lágrimas en mis ojos.
—Cariño no te preocupes, estará bien, te prometo que estará bien— Williams se acercó y me abrazó.
A pesar de sentir mucho miedo, no quise demostrarlo, además no quería decirle nada hasta darme cuenta de sus verdaderas intenciones con esa mujer.
—Iré a la casa a descansar, ¿Quieres que te guarde cena?— Pregunté con amabilidad.
—No cariño, llegaré tarde, ve a casa y descansar, no me esperes despierta por favor— Respondió.
Williams besó mis labios cálidamente, sentía que me envolvía en sus redes nuevamente, iba a caer, amaba demasiado a ese hombre, una noche no me había ayudado a olvidarlo.
Salí de la oficina de Williams aterrada, al cerrar la puerta respiré profundo, estuve a punto de estallar.
Mientras voy caminando lentamente pero el pasillo, me tropecé con la heredera de ese imperio; la señorita Belizia Torzo.
—Debería de mirar por donde va— Dijo Belizia con aires de grandeza.
—Disculpe señorita Torzo, no fue mi intención tropezar con usted— Respondí con amabilidad.
—¿Que haces aquí?.
—Vine a ver a mi esposo, y ya lo vi y me voy.
—Siento mucho lo de tu bebé, no todas las mujeres están listas para traer al mundo vidas tan sensibles.
—Gracias señorita Torzo, disculpe que la deje peor debo irme a casa— Respondí sin mucho ánimos.
Belizia se quedó observando como Esmeralda desaparecía, y después que eso sucedió rápidamente se dirigió hacia la oficina de Williams.
—Buenos días Williams— Dijo Belizia al estrellar la puerta.
—¿Querida que te pasa?— Preguntó con una sonrisa, no era capaz de hacer enojar a esa mujer.
—¿Que hacia ella aquí? Pensé que era cierto cuando dijiste que la ibas a desaparecer, mi futuro hijo y yo te queremos en nuestra casa—Ella hablaba con frustración.
—Querida no te preocupes, todo se va a solucionar, yo creo que ya Esmeralda a sufrido demasiado con la pérdida de su hijo, así que lo que haré será pedirle el divorcio— Respondió seguro de eso.
—Se que no eres un asesino, así que lo imaginaba, sabía que no serias capaz de hacerlo, te exijo que le pidas el divorcio ya.
—Querida tienes darme un poco más de tiempo, no es que me importe pero Esmeralda ha sufrido mucho con la pérdida de su hijo, así que por los años que tengo con ella de casado, ella merece tiempo.
—Haz lo que quieres, peor te advierto que no te voy a esperar mucho tiempo, así que más te vale que hagas las cosas rápido— Respondió Belizia. Ella era muy dominante.
Williams la abrazó fuerte y luego acarició su vientre, aún su vientre no se notaba, pero había un bebé de ambos allí.
Después de salir del hospital regresé a la casa, mientras descansaba en mi habitación matrimonial, me di cuenta que Williams ni siquiera se había percatado que había tomado ropa, todo estaba intacto.