Antes de responderle sonreí y respiré hondo. —Williams quiero que sepas que no he regresado por ti, más bien quiero que sepas que ahora somos compañeros de trabajo, deberías de tener cuidado con lo que comes porque soy la chef del hospital—Finalmente dije sonriendo. —Ja, ¿Tu la chef?— Preguntó riendo aún más. —El desayuno que comiste hoy y el almuerzo fueron hechos por mi, te encomiendo que antes de comer tus comidas, pruebes— Después de aquella respuesta, salí de su oficina. Me di cuenta de que aún mi corazón latía por él, no había hecho nada para dejar de amarlo, ni siquiera había intentarlo hacerlo con el dichoso dicho que dice: ‘Un clavo saca otro claro’. Williams me siguió hasta fuera del hospital, me tomó del brazo y me orilló a una área poco recurrente. —¿Que quieres Williams?