Williams había dicho que regresaría temor al a casa, así que fui a su despacho para ver si tenía alguna pista de aquella misteriosa mujer.
La mujer por la que él había decidido acabar con la vida de su hijo, y casi lo logra con la mía.
Busqué libro por libro, caja pro caja, en cada rincón y no encontré nada, aparentemente se encerraba allí todas las noches a conversar por su móvil.
Tomé asiento en la silla de su gran escritorio, y mientras miro todos aquellos papeles, vi uno que me llamó la atención, decía; ‘CONVENIO DE DIVORCIO’.
¡Oh por Dios! Williams había estado planeando esto hace mucho tiempo, incluso antes de darle la noticia de mi embarazo, a penas vi la fecha pasaron muchas cosas por mi mente, no sabía cuando mi esposo me había dejado de amar.
Con tristeza en mis ojos, empecé a leer detenidamente, las letras eran claras y precisas, habían cosas que me llamaban la atención como por ejemplo: No obtener nada de su dinero, no quedarme con alguno de sus bienes.
Williams sólo quería dejarme sin nada, no le interesaba premiar el tiempo que estuve con él, si es que a eso se le puede llamar premio.
¿Cómo alguien puede ser capaz de fingir tan bien? ¿Cómo no demostrar sentimientos contrarios al amor?.
No podía creer que mi mundo se haya convertido de Luz en oscuridad, jamás pensé que iba a dejarme de Williams, él lo es todo para mi, nadie se olvida de la noche a la mañana.
Dejé el documento donde mismo lo encontré, no quería que Williams se diera cuenta que había estado husmeando en sus asuntos.
Cuando llegara el momento debía sorprenderme, para él jamás vi aquellos documentos.
Salí a tomar un poco de aire, porque en esa casa sentía que me asfixiaba. Mientras camino entre el jardín, recibí la llamada de Tiara.
—Buenas noches Tiara— Dije tan rápido contesté el móvil.
—¿Dónde estas? Acabo de regresé y no estás aquí— Respondió Preocupada.
—Regresé a casa Tiara, decidí seguirle el juego a Williams para ver hasta donde él podría llegar.
—¿Te volviste loca? ¿Cómo vas a dormir con el enemigo?, ahora mismo iré por ti— Tiara estaba verdadera preocupada.
—No amiga, te agradezco que te preocupes. Pero no regresaré contigo, ahora yo debo ser más inteligente que Williams, te prometo que no pegaré un ojo en toda la noche, al menos no mientras él esté aquí— Le respondí decida, seguido de eso, colgué la llamada.
Regresé a mi habitación, ya estaba haciendo un poco de frío. Encendí mi laptop para ver si mi hermana me había escrito, ella estaba estudiando en el extranjero gracias a Williams, y ahora hasta eso pendía de un hilo.
Había recibido un correo de mi hermana donde decía que estaba muy bien, y que aprovecharía las vacaciones para visitarnos. No podía permitirlo, no era momento para que ella estuviera conmigo, ahora mismo no soy buena compañía para nadie.
Llegada la hora de dormir, me acosté como cada noche, pero ahora lo hice de manera diferente, no podía dormir con seguridad porque era posible que no despertara más.
Unas horas después, sentí como Williams se acostaba en nuestra cama, el corazón empezó a latir más de lo normal, estaba muy pendiente a sus acciones, pero lo que él hizo fue darme la espalda y parecer que nunca estuvo allí.
Al día siguiente.
Cómo no dormí durante la noche, me levanté muy temprano de la mañana, preparé un café como todos los días y unas tostadas.
Sin esperarlo escuché a Williams decir: Buenos días. Me asusté un poco, ahora de hecho vivía asustada con su sola presencia.
—Buenos días, ¿Cómo dormiste?— Pregunté.
—De maravilla, me voy de una vez al hospital, tengo mucho trabajo pendiente, por cierto Esmeralda, esta noche necesitamos hablar, así que vendré más temprano de lo normal— Respondió Williams, se dio un sorbo de café y luego se marcó sin decir nada más.
Williams me pediría el divorcio esta noche, de eso no tenía ninguna duda. Juro que era capaz de perdonarlo si el me pidiera perdón, todos estos años no pude haber sido engañada por su nobleza.
Quizás aún debía intentarlo, quizás debía recordarle que fue lo que nos unió, aunque sería una tonta si intentara quedarme con Williams, el amor no quita conocimiento.
Ahora mismo en mis pensamientos hay muchas dudas, no tenía que llevar ninguna expectativa ante lo que Williams quería decirme.
Hoy es viernes, la semana ha pasado muy rápido, durante este día tomó clases con una universidad virtual.
Williams a nunca quiso que yo estudiara, decía que jamás iba a necesitarlo, cada vez que se lo proponía me daba un ‘rotundo no’. Así que hace algún tiempo empecé a estudiar a escondidas de él.
Actualmente voy muy avanzada con la carrera de Licenciatura en gastronomía. Mientras Williams trabaja durante todo el día, yo me enfoco en estudiar mi carrera, me encanta cocinar, así que vi una gran oportunidad y no pude contenerme a tomarla.
Después de pensar que el día era eterno, al fin la noche había llegado. Preparé una cena moderada para cuando Williams llegara. Tomé asiento en la mesa, por algunas horas estuve allí, sentada, esperando.
De repente Williams apareció en el comedor, tomó asiento, hizo los platos a un lado y tiró el documento ante mis ojos.
—¿Que es eso?— Pregunté aterrada.
—Es el divorcio, deberá firmarlo, ya no te amo Esmeralda, hace mucho que dejé de amarte— Dijo sin anestesia.
—¿Que estás diciendo Williams? ¿Por qué me dices estas palabras tan hirientes?— Pregunté con mis ojos llenos de lágrimas, esperaba obtener una respuesta con claridad de su parte.
—Esmeralda no te amo, no voy a tapar el sol con un dedo, lo que me unía a ti, ya desapareció, así que no tengo que quedarme contigo— Respondió mientras acercaba el plato a su mesa.
—Williams pero tú juraste que ibas a amarme toda la vida, ¿cómo es esto posible?— No odia contener las lágrimas y la frustración al ver que su actitud mostraba que no le importaba nada.
—Esmeralda además de firmar quiero que sepas que no obtendrás nada de mi, tendrás que irte a ganar la vida trabajando duro, yo he trabajado todo esto por lo que no lo puedo compartir contigo.
—¿Piensas dejarme en la calle?— Pregunté sin creerlo.
—Seguro que encontraba donde vivir, pero aquí no te podrás quedar, porque si nos divorciamos es para no vernos más— Una sonrisa se posó en su rostro.
—¡Estás loco Williams! No voy a firmar ese divorcio y no por tu dinero, si no porque no es justo para mi, todos estos años te he dedicado mi vida y tú solo la quieres echar de la noche a la mañana, eso es injusto— Respondí con mucho dolor, mi alma se estaba quebrando.
—Esmeralda no seas en posición de decidir, hace años que no haces nada y al menos por consciencia debes entenderlo, más te vale que firme esos malditos documentos, no quiero estar un día más contigo— Respondió mientras daba un puñetazo a la mesa.
Me levanté de la silla y rápidamente corrí hacia la escalera, Williams me siguió y me detuvo, me agarró con fuerzas por los brazos. Estaba tan enojado, jamás había visto sus ojos despreciarme, como lo hacían en ese momento.
—Williams suéltame por favor— Le rogaba sin dejar de llorar.
—No te soltaré hasta que no firmes estos malditos papeles— Respondió mientras me llevaba a rastras nuevamente hasta la mesa: