En la enorme mesa de aquella casa, que antes era lúgubre, ahora llena de vida, sea por que la presencia de Darcy y su hijo hacía el ambiente más alegre. El padre de esta última esperaba con ansias ver bajar a su hija para empezar el desayuno de la mañana, cuando la empleada se acercó y dijo:
—Señor, hay un visitante en la puerta —el Duque se sorprendió, pues nunca había recibido la visita de alguien sin ser este un invitado directo de él.
—Disculpa, ¿Dijo su nombre?
—Señor, el visitante dijo ser el esposo de la señorita Darcy. —Los ojos del Duque se abrieron como plato, sabía que su hija había dejado un mal sabor atrás por alguna decepción amorosa, el hombre pensó con calma y decidió que no recibiría al visitante, cuando de repente vió entrar a Erick sin el permiso y llegara ante él.
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