La idea de Magdalena era, que si Nina quería ocupar el lugar de Darcy, lo hiciera, pero sin seguir perjudicándola, después de todo, ella, su esposo, y el anciano, abuelo de Erick, solo quería el bienestar de Darcy. Todos querían poner distancia entre medio de Darcy y su verdadero padre.
Con esta convicción, Magdalena decidió visitar al abuelo de Erick. Al ver llegar a la mujer, el anciano hombre frunció sus pobladas y blancas cejas, siempre tenía la manía de ser callado y observador.
—Deja entrar a la invitada —ordenó a su empleado de confianza.
—Si señor —recibió una respuesta obediente por parte del asistente.
Al entrar, Magdalena seguía sintiendo un peso en su corazón, ella se dijo para si misma “señor Dios, perdona la mentira que diré ahora, todo por el bien de mi querida Darcy”.
