Isabela se sentía reconfortada con lo que estaba sintiendo en su interior, cerró la puerta de su despacho y le puso pasador, se fue hacia su bar y sacó una botella de vino, con una sonrisa de oreja a oreja, se sirvió una copa llena del delicioso licor y brindo con ella misma. “¡Salud por lo que está dejando de doler!” Se la bebió de un solo sorbo, sacó un espejo de su bolso y arregló su maquillaje, ahora más que nunca comprendía que no podía continuar siendo víctima del dolor que la albergó por mucho tiempo, y menos cuando ella no tuvo la culpa de todo lo sucedido. 6 años atrás Después de que Isabela y Charles hicieron el amor esa noche de mil formas, jamás se imaginaron que desde ese día su vida tomaría un rumbo completamente diferente, pues todo lo que estaba presupuestado para ser c