Cabe destacar que, a pesar de que la vida de Viena Steel era bastante buena, normal y sin problemas —algunas veces— desde que llego a este mundo, y tomo conciencia de lo que estaba a su alrededor, tuvo que lidiar con su molesto vecino, aquel niñito que supo el momento y día exacto de cuando ella llegaría al mundo, Theo Harrison, era un chico bastante presuntuoso, engreído, mimado, molesto y arrogante, más que todos aquellos que Viena se ha topado a lo largo de su joven vida. Como si no fuera peor que eso, su padre, tenía que trabajar cerca del palacio imperial, Gabriel Steel, padre de cuatro hijos, una hija y felizmente casado con una hermosa omega, debía tener su hogar en los territorios del mismo palacio, lo que significaba que Viena tendría que ver al próximo jefe alfa más seguido de lo