Eduil, dos años atrás: Eduil estaba rodeado de muchas personas, pero se sentía solo, se sentía vacío. El cielo gris reflejaba la gran tristeza que abundaba en el lugar. Los trajes negros, sin vida, eran igual como los dos cajones que estaban frente a Eduil, aquellos cuerpos que un día la abrazaron y le llenaron el rostro de muchos besos, aquellos que le habían dado la vida, ahora estaban sin aquella esencia, encerrados en unos cajones. —Pobre niño, vio morir a sus padres. —Dicen que fue una muerte terrible, en el laboratorio de sus padres se derramó un veneno que mató a la pareja. —¿De verdad? ¿Y el niño cómo sobrevivió? —Estaba dormido en su cuarto, así que el veneno no lo atrapó. —Qué horrible. —Sí, quedó huérfano. Eduil podía escuchar aquella conversación, pero, para él no ten