MAXIMILIAM DUPONT
Estoy a punto de pedirle a Megan una cita, a escasos segundos de hacerla desistir de su tonta idea de olvidar y no sé qué más sobre las interferencias cuando la voz de Eve me paraliza por completo.
Llevo tanto lío en mi cabeza que olvidé que este es un pueblo pequeño, que en cualquier momento esto habría sucedido y que ella me puso ese mote tan espantoso el cual le rogué solo utilizara cuando estuviésemos en la intimidad de nuestra habitación pero no, continúa utilizándolo en publico pero eso no es lo que me tiene así, sino el hecho de que le mentí que estaría fuera solo para recoger a Megan del trabajo.
Y ahora las tengo a las dos junto a mí.
Mi novia no tarda en echarme los brazos al cuello para luego buscar mi boca en un ardiente beso que no hace más que ponerme
