Al despertarme básicamente me lanzo encima del cuerpo que tengo a mi lado, escucho como suelta un gemido de molestia pero es tan lindo y tan diferente a mi que en lugar de lanzarme al piso, como yo haría; me abraza y abre de a poquito los ojos, un paraíso que al despertar me consiga con esos ojitos tan azules que me roban el corazón a diario. - Buenos días solecito, sal a brillar que el sol esta brillando por ti - canturreo y le causa una pequeña risa ronca, delicioso. - Al parecer te despertaste feliz - me separo de él para estirarme y dejar que él haga lo mismo. - Pues sí, hoy será un buen día - me pongo de pie para alistarme y no salgamos tan tarde. - ¿Nos duchamos juntos? - me freno al escucharlo, es raro que sea él quien lo proponga cuando tiende a ser más responsable, y siendo ma