Una Dama para el Duque PT2

1789 Words
El peso de esta mujer es mas liviano que el de una pluma. Su piel es tan suave y delicada que siento que la estoy manchando con mi tacto. Pero no me detengo, ella me deja continuar consumiendo su boca en un beso largo que tengo que separarme unos segundos para que ella pueda tomar algo de aire. Me abraza con sus piernas y se aferra a mi cuello para poder sostenerse. Me separo un momento de sus labios, pero solo para morder su pequeña barbilla y escuchar pequeños sonidos de su boca. Masajea mi cabello y pega su pecho al mío lo que me hace calentar aún más. Camino con ella encima, me abraza fuerte temiendo a soltarla. -necesitas quitar ese asqueroso olor- -tan mal huelo- cuestiona. -siento el aroma de ese hombre en ti y no me gusta- lentamente dejo su cuerpo en el suelo, ella cubre su pecho y observa como me quito la bata. Sus ojos se abren mas cuando observa mi desnudez y no se si le gusta o asquea lo que ve. Camina lentamente a mi levantando una mano y mirándome a los ojos como pidiendo permiso para tocar mi pecho. Llevo mi mano a su labio y esto es una invitación para que me toque. Sus pequeños dedos tocan la cicatriz de mi pecho y desliza su mano para continuar con las demás. no me gusta que me toquen pero esta mujer se esta convirtiendo en la excepción. Su dedo recorre mi abdomen y baja mas hasta quedarse a un costado. -tienes un cuerpo bonito- sonríe con temor. -a un hombre no se le puede decir que su cuerpo es bonito Mía- llevo mi mano a su nuca y peino su cabello. -entonces me gusta tu cuerpo, es duro y grande- deslizo mi mano por su espalda. -entonces a mi me gusta el tuyo Mía- -¿por qué?, no soy tan voluptuosa como las demás mujeres de aquí, no soy muy alta ni bella- me inclino para dejar un sutil beso en sus labios. -y- -entonces te gustan las mujeres poco agraciadas, tienes un gusto muy raro- en mis casi 27 años jamás nadie me habia hecho reír tanto como lo hace esta pequeña flor. -¿crees que algo está mal conmigo?- niega. -solo que es raro- dice de pronto. -que es raro Mía- -que resulte atractiva a tus ojos, tu vista esta mal Cad- Ingreso a la tina más pequeña que ya no esta tan caliente y tomo su mano para que se siente conmigo. Se sube en mi regazo y recuesta su cabeza en mi pecho dejando que humedezca su espalda. -mi vista no está mal- es lo único de digo. Me acomodo para que ella esté cómoda encima de mi. Esparzo la esponja por su cuerpo eliminando alguna fragancia del anciano. -cuéntame de ti Mía- coloca su barbilla en mi pecho. -Me llamo Maia, no porto un apellido. Mi madre era una mujer muy humilde- vuelve a recostarse. Se que hay mas, acaricio su cabello suavemente esperando pacientemente. -murió cuando yo tenia 13 años, trabajaba para la hermana de Madan Rose en el oficio que yo me dedicaré a futuro- detengo la esponja un momento por sus palabras, pero la dejo continuar. -mi madre pidió prestado dinero a un prestamista y este con el tiempo le fue subiendo los intereses. Cuando mamá murió el hombre se presentó en mi anterior casa y me dijo que debía pagar el dinero de mamá, me dio 7 años para pagar la deuda. Como ves ya no me queda mucho tiempo- la separo un poco de mi y beso sus labios, toco sus pechos y no pierdo de vista el movimiento de su cintura. Presiono su cintura a la mia. Sé que me siente, hasta el ser mar puro se daría cuenta de la reacción de un cuerpo masculino. -cuanto ganaras por pasar una noche conmigo- se que suena estúpido decir eso, pero tengo que saberlo. Ella no parece incomodarle lo que digo pero si baja su mirada. -al ser virgen ganaré tres monedas de oro por pasar la noche contigo- tres miseras monedas de oro. Vender su virginidad por tres pobre monedas de oro, eso me enoja a un grado mayor. Imaginarme el cuerpo de Maia bajo el de otro hombre me causa repulsión. -te daré 70 monedas de oro si pasas la noche conmigo, pero tendrás que ser complaciente en todo sentido- sus ojos se abren de golpe y se separa un poco. -¿por qué darme más por lo mismo?- acaricio su mejilla. -porque me encanta consumir a mi presa y la noche es demasiado corta para eso- vuelve a tocar mi pecho y asiente lentamente. No soy un ser bondadoso, la guerra te convierte en alguien mas duro y poco empático. -soy tuya Cad- besa mi pecho. Me levanto junto con ella y no me importa mojar todo el piso. Deposito su cuerpo húmedo en la cama y me subo a su cuerpo. Mi mano de desliza desde sus mejillas hasta palpar sus pechos y terminar mi recorrido entre sus piernas. Su respiración es irregular y tengo que dejar un beso en sus labios para calmarla. -tranquila, no te hare daño- asiente enseguida. Mis labios tocan los picos de su pecho y me prendo de estos como un desquiciado. Mía expulsa un suspiro largo y yo me concentro en estirar estas masitas de color rosa que están empezando a ser mi parte favorita de su cuerpo. Su boca se abre sacando pequeños gemidos que llenan la habitación. Pongo mi atención en su segundo pecho y dejo pequeñas mordidas logrando que este se torne rosáceo por mi atención. Levanto mi mano y magreo su pecho mientras me separo para juntarlos y ver como colisionan entre ellos. Sus ojos están completamente cerrados. -mírame- demando. Me observa y pruebo su pecho bajo su completa mirada. Muerde su labio inferior por mi acción y escalo a estos para probarlos sin quitar mis manos de sus tetas. Me trago su gemido y desciendo a su cuello para llenarlo de besos húmedos. Sus pequeñas manos tocan mi espalda y aruñan cunado muerdo su precioso cuello. Sigo bajando, dejando dos gentiles besos en sus montículos ahora enrojecidos, abro mi boca y recorro la línea de su ombligo, sus piernas se juntan más, pero me rio sabiendo que ese lugar lo tomaré pronto. Llevo mi mano detrás de su espalda y la levanto un poco para morder su costilla. Sus manos están a cada lado sin privarme de la vista. Me mira atentamente y levanta su mano para tocar mi mejilla, su tacto es cálido y no dudo en dejar un beso en su palma. Su mano se desliza a mi pecho hasta posarse en el bajo de mi abdomen. -impaciente- pregunto. Niega. -aun puedes negarte- digo aunque miento, no podría soltarla aunque se declare una guerra, antes consumo el cuerpo de mi mujer. -te dije que no me gustan las mentiras- una risa brota de mis labios. -entonces puedo continuar bella dama- arruga la nariz pero asiente con una gran sonrisa. Me deslizo dejando un beso en su pubis, acaricia mi cabello. -necesito que me abras estas piernitas- vuelvo a besar el mismo lugar. Lentamente lo hace y tengo que contenerme para no abrirlas más rápido “con calma Cadel es una dama” Da una fuerte respiración y me muestra lo mas delicioso de esta mujer. su humedad se esparce por toda su abertura, llevo un dedo y pruebo lo que ella me ofrece. -eres demasiado dulce para alguien como yo- no me dice nada por que volvió a cerrar sus ojos. Beso los costados de sus piernas antes de tocar lo que se esta convirtiendo mi platillo favorito “lo siento pechos pero esto te esta ganando” Deslizo mi lengua en su abertura. Un sonido gutural expulsa sus labios. -¡Cad!- gime para mi. Mi nombre en su boca se escucha tan bien. Me predo de su néctar mojando mis labios con sus jugos y me trago todo como un niño bueno, paso mi lengua de lado a lado y toco su pequeño puntito. El cuerpo de Mía se levanta un poco y se agarra de mi cabello para soportar el placer. Sus piernas tiemblan por la destreza de mi lengua y tengo que abrirla más para seguir devorando este lugar. Sus quejidos se escuchan en toda la habitación y sé que la están escuchando en las demás habitaciones. -Cad… si…- sostengo su cintura para mantenerla y me separo para tomar su boca. -necesito que pruebes lo delicioso que sabes- meto mi lengua en su boca y me restriego en su centro una y otra vez, muerdo su labio inferior tragándome su quejido. Meto mis manos en su trasero y lo presiono fuerte. -eres mi perdición- Volteo su cuerpo y dejo un recorrido de besos en su espalda, levanto su cintura y muerdo su trasero. -Dios…- entierra su cara en la cama. -no soy Dios, soy Cadel florecilla- palmeo su trasero y chilla. -tienes un color de piel muy hermoso, mis marcas se aprecian mejor en este- vuelvo a palmear su trasero. Ella lentamente se voltea y las marcas son mas evidentes. Su cabello esparcido por la cama es hermoso. Pero necesito tenerla ya, necesito enterrarme en su pureza. Dejo un beso en su frente y me coloco entre sus piernas, me arrodillo y llevo mi dedo a su pequeña abertura. Introduzco un dedo y me succiona tan bien. Hace una mueca de incomodidad. -relájate Mía- asiente. Mi dedo se introduce mas, la veo retorcerse y agarrar muy fuerte las sabanas que se han mojado por la humedad de su cuerpo. -te ves tan hermosa Mía pero sabes cómo te verías más…- quito mi dedo y tomo mi masculinidad. La coloco en su pequeña abertura. -abre tu ojos- me mira y observa el roce de nuestros cuerpos. -soy tuya Cad- susurra y solo me falta que diga eso para sumergirme en su pequeño agujero. Su rostro se distorsiona y es reemplazada por dolor. ¡carajo! -tranquila cariño- beso su frente y la punta de su nariz. Apenas he metido una parte y ya su cuerpo siente dolor. -solo un poco mas- empujo un poco mas y sus uñas arañan mi piel. Abre su pequeña boca para tomar un poco de aire. -lo estas haciendo bien cariño- beso sus labios y un empujón mas me deja completamente dentro de ella. -¡¡cad!!- abre su boca y muerde mi hombro tan fuerte que sé que dejara marcas. -ya estoy dentro de ti preciosa- no me muevo por que temo dañarla. -ya eres Mía- la mordida arde en mi piel
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